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La humanidad y sus sueños con luciérnagas

La humanidad y sus sueños con luciérnagas

Desde la antigüedad el hombre otorga al l mundo animal y vegetal de toda una simbología, quizás para compensar el hecho de que solo el homo sapiens puede comunicarse con la palabra, entonces le otorga a los demás seres vivos hasta poderes sobrenaturales. Así hay numerosos animales sagrados en las diferentes culturas, como la vaca, el gato.

También el escarabajo, el preferido de Lennon, es para muchos un talismán sagrado por representar la vida desde los tiempos del antiguo Egipto, tal como puede leerse en

Taringa! - El Escarabajo sagrado de Egipto.

Comercios y tiendas de todas las latitudes venden colgantes, anillos, pendientes con dicho símbolo. Y es que el hombre no se contenta con desaparecer, quiere dejar una huella, no importa que su afán no tenga ningún basamento científico.

Los egipcios lo consideraban sagrado y lo relacionaban con la creación, la reproducción, la virilidad, la sabiduría, la renovación, la resurrección y la inmortalidad.

Otros animales alimentan simbólicamente la espiritualidad y aparecen en pinturas, poemas, canciones. Ese es el caso de las luciérnagas, o cocuyos, como se les llama en Cuba. 

En las noches y en los pastizales húmedos cercanos a algún arroyo, vuelan los cocuyos. Tras ellos van los niños tratando de atrapar estas luces con alas para raptarlas y guardarlas en una botella, como diminutas linternas en la noche.

Los niños del campo y de la periferia de los pueblos siempre han encontrado particularmente llamativos a estos seres pertenecientes a la familia de los escarabajos. Se les llama cucubano o saltaperico. Miden unos cuatro centímetros y se distribuyen por toda la América Latina y en otras regiones.

Parece que las luciérnagas abandonaron su mundo para pasar al de la simbología. Como si en las noches se les buscara para que iluminen el planeta. Esta crónica: La hora de las luciérnagas muestra como a pesar de la posmodernidad los hombres esperan que caigan estrellas, igual que en el poema. Es bueno saber que a pesar de tanta carga de violencia en los medios de comunicación, de tanta noticia estresante, se sueña, o al menos, vive la esperanza. Como una necesidad imprescindible de los mortales:

 

La hora de las luciérnagas    
 Por
Gorka Andraka

Gara

 

Ojalá fuera esta misma noche. El planeta fundido, a oscuras. Y las estrellas, por los suelos. “El amor enciende el corazón y apaga la luz”, cuenta el escritor mexicano Guillermo Sampeiro. Ojalá fuera esta misma noche. La prueba de amor definitiva. Un mundo sí, de luces humanas.

La consigna es clara, luminosa: apagar para prender. Frente a la amenaza del cambio climático, el Fondo Mundial para la Naturaleza propone desenchufar la Tierra durante una hora. Esta noche, entre las 20.30 y las 21.30 horas, “La Hora del Planeta”, más de 2.400 ciudades de 82 países y un sinfín de personas se sumergirán en la oscuridad para tratar de alumbrar un futuro juntos.

Ojalá fuera esta noche la más aciaga y profunda de toda nuestra historia. Una noche absoluta para que podamos vernos como nunca. “Luciérnagas llamando a luciérnagas… para unirse. Una llamada de luz, una expresión luminosa del deseo animal. Todo un signo para quienes puedan entenderlo. Todo un regalo en forma de sentido. Emitimos luz para llamar al otro. No es como el animal que se adorna de colores y plumas para reflejar la luz del sol del día, sino la emisión de una vibración luminosa e intensa que surge del más recóndito rincón interior, de un verde que sólo puede significar la resurrección de la vida en la noche, el renacimiento de la luz en la húmeda penumbra del jardín… somos como las luciérnagas de junio… llamando con toda nuestra energía”, predica Hashim Ibrahim, artista y pensador sevillano. Miles de millones de pequeñas lumbres. Ardientes. Brillantes. Vivas.

Negro. Todo negro. La hora de la verdad. La hora de las luciérnagas. Ojalá sea esta noche la que nos encienda.

 

Tomado de:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=82961  

 

 

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