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Niña huérfana por invasión a Girón

Niña huérfana por invasión a Girón

Reciclar la palabra dicha si ella no ha perdido la fuerza, no puede ser pecado, por ello corto y pego aquel sencillo trabajo que escribimos en el 2007 motivados por la impresión que nos causó visitar la casa de Nemesia Rodríguez, la niña que inspìró al Indio Naborí para escribir su Elegía de los zapaticos blancos,  después de la invasión a Playa Girón.

 

Por Zenia Regalado Foto: Franklin Reyes 

 Sumario: De recorrido por la Ciénaga de Zapata un grupo de periodistas  visitamos la casa de la emblemática  Nemesia: la niña de los zapaticos blancos. 

En el asentamiento Soplillar, en la Ciénaga de Zapata, vive y recuerda Nemesia: aquella niña que vio morir a su madre bajo la metralla de la invasión a Playa Girón. Intercambiar con ella en su casita humilde, pero confortable, nos puso a todos frente a las remembranzas. Conversando con esta mujer a la que se le humedecen los ojos ante los tristes recuerdos, fuimos al reencuentro de nuestra infancia erguida en los actos patrióticos escolares, aquellos en los que miles de niños cubanos de varias generaciones entonamos el poema de Naborí que es todo un himno:  

 Oídme la historia triste
de los zapaticos blancos...
Nemesia -flor carbonera-
creció con los pies descalzos.
¡Hasta rompía las piedras
con las piedras de sus callos!  

Y Nemesia nos contó como ella –con solo 13 años- vio morir a su madre en el camión en que viajaban, saliendo del Caletón, hacia la carretera de Jagüey Grande.

“Nos dispararon desde el avión que volaba bajito detrás del camión en el que íbamos. Le dieron por el vientre, la partieron al medio. Mi papá la tapó con una sábana, pero como yo no quería creer que estaba muerta, él se la quitó y me enseñó. La vi casi completa por dentro.

“En aquel camión íbamos cinco niños, dos mujeres y mi papá. Mi hermano mayor iba manejando. Desde el avión que nos disparó tenía que verse bien a los niños, pues iba bien bajito. Se veía como un poco más lejos tiraban paracaídas y mercenarios.

“El avión viró nuevamente y lanzó una bomba que se hundió en el fango. Hay que sacar a los niños antes que vuelva, dijo mi padre. Nos llevaron al hospital de Jagüey a curarnos. A mi hermano más pequeño le atravesaron el pie y lo hirieron en una mano”.

Ante la emoción del recuerdo se ve ansiosa, como si volviera a vivir aquella triste pesadilla que la marcó para siempre. Su madre, Juliana Montano Gómez,  había nacido en Mantua. El abuelo fue para la ciénaga con ella primero y después llevó al resto de la familia. Nemesia defiende con orgullo su raíz pinareña cuando afirma “tengo la mitad de Pinar del Río, por parte de mi mamá. Mi papá era cenaguero”.

Nery Socorro Rodríguez, la hija , estudió Ingeniería Forestal en la Universidad Hermanos Saíz  y ahora es profesora en la sede de Jagüey. Está casada con un pinareño.

“He tenido la posibilidad – relata Nemesia- de vivir en Pinar del Río y en Cárdenas, si hubiera querido; pero me gusta Soplillar. En la ciénaga camino por los bosques, miro las aves, busco güiras”.

Quien sabe si en esos paseos aquella niña de 13 años encuentra la manera de equilibrar sus viejos dolores buscando consuelo en el mundo natural que le rodea.Aquellos niños que quedaron huérfanos de madre no fueron abandonados, fueron llevados a casa de Celia.

“Ella quería quedarse conmigo, pero yo lloraba porque deseaba regresar a la ciénaga. Celia era una mujer muy buena, sencilla. Nos llevó a mi hermanito Cusito y a mí a una escuela en La Habana para hijos de la Patria. Un buen día él se escapó de allí y Celia me preguntó dónde estaría. Le dije que él seguro había regresado a la ciénaga.

“Con sus palabras dulces ella me decía: yo no quiero que estudies por ti, sino porque la Revolución te necesita. Tienes que estudiar Química Textil. Tú tienes que dirigir la fábrica que se va a crear.“Estuve tres meses allí. Yo lloraba mucho y un buen día me dijeron, ¡pide lo que desees¡ Yo pedí azúcar prieta y cuando me la dieron no lloré más”.

-¿Qué encontrabas de especial en la ciénaga Nemesia? , preguntó alguien del grupo de periodistas.  “Ella tenía de especial a mis sobrinos, a mis hermanos”, afirmó.

Sus palabras llevaban una de las razones más aplastantes para cualquier incredulidad. A veces a un citadino le es difícil entender  cómo hay seres que prefieren entornos menos bulliciosos  y complicados.

Nemesia es de esas personas que descubrieron bien pronto las claves más esenciales: la necesidad de la familia. No podía seguir dejando vacíos en sus afectos después de la trágica muerte de su madre. Cada palabra contada por ella la deja siempre extenuada, pero defiende su punto de vista:

“Si no cuento la historia ella no se sabrá, por ello lo he hecho tantas veces y he tenido problemas de nervios”.

-¿Cómo conociste al Indio Naborí?

“Celia lo llamó para que escribiera sobre lo que nos había ocurrido. Él fue hasta el  camión y recogió la cajita en la que yo llevaba los zapatos blancos. Le expliqué que desde Soplillar a Jagüey demoraba entonces cuatro horas y yo veía allí niñas con zapatos blancos y quería tener un par.

“Éramos 12 en mi casa. Con la Revolución mi mamá me compró los zapatos blancos, pero como aquí no había aceras, yo no me los ponía. Los tenía guardados. Yo no sabía lo que era una invasión, y me dije, me los llevo para Jagüey, y los recogí en su cajita”.

 Ella nunca llegó a usarlos. Están en el museo de Girón, agujereados.  A los visitantes les impactan más que las armas que hay allí. Esta menuda mujer es un testimonio viviente de la barbarie En el ensayo de una tribuna abierta en Sancti Spíritus Nemesia escuchó al hijo de Adriana Corcho.

A ella le tocaba intervenir después, pero casi no pudo porque comenzó a llorar.“Cuando él hablaba, yo pensé también en lo que me había pasado, y en que podía tener a mi vieja en mis brazos. Entonces pedí que me cambiaran para hablar antes que él, porque de lo contrario no podría hacerlo. En esa tribuna estuvo Fidel”.

Poco falta para que llegue abril, con sus días cargados de una historia que nunca debemos olvidar.

 

Tomado de :  

 

http://imaginados.blogia.com/2007/030802-nina-huerfana-por-invasion-por-giron.php

 

 

 

http://cubatestimonios.nireblog.com/  (imágenes del ataque)

 

 

 

 

  Elegía de los Zapaticos Blancos | Atenas  (texto completo del poema)

 

 

 

 

  Cubaliteraria | El indio Naborí en privado | Virgilio López Lemus

 

 

Jesús Orta Ruiz. Indio Naborí  (Por Ernesto Sierra)

 

 

 

 

 

 

   

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