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19 de mayo. Cae el Apóstol bajo el sol

19 de mayo. Cae el Apóstol bajo el sol

Hoy es un día de triste recordación para los cubanos. José Julián Martí Pérez –el Apóstol- caía un 19 de mayo de 1895 en la manigua mambisa, como lo pidió en sus versos: “No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor: yo soy bueno, y como bueno, moriré de cara al sol”.

Terminaba bajo la bala su corta pero intensa vida, alejado de su familia, de los consejos de Doña Leonor pidiéndole que se cuidara.

Supo de todos los dolores. Siendo un niño vio cómo azotaban a un esclavo. Aprendió de su maestro Rafael María de Mendive qué es el humanismo y qué la justicia. Sufrió el grillete en su pie en el presidio.

Fundó en 1892 el Partido Revolucionario Cubano con el objetivo de reiniciar la lucha por la independencia.

De su amplísima labor intelectual, uno de sus escritos de más trascendencia y actualidad es Nuestra América, publicado en La Revista Ilustrada de Nueva York, un diez de enero de 1891.

 

 

Es ese ensayo una llamada de alerta a Latinoamérica, la que se extiende desde el sur del Río Bravo hasta la Patagonia. A él pertenece este fragmento:  

“La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia”.

Tal parece que fuera hecho para hoy mismo, con esa capacidad suya para anticiparse y analizar cada fenómeno desde su raíz misma, aquella que le permitió una amplia labor periodística en numerosos órganos de prensa, entre ellos: La Nación, de Buenos Aires; La Opinión Nacional, de Caracas; La Patria Libre; Revista Ilustrada de  Nueva York; Universal, de México.  

Entre 1880 y 1892 publicó más de 400 crónicas y un centenar de retratos.

Uno de los tantos temas que abordó, es lo que hoy se ha dado en llamar periodismo científico.

En muchos de sus artículos reflejaba las actividades de la ciencia, la técnica y la tecnología.

Incluyó en los cuatro números de La Edad de Oro escritos como La Historia del hombre contada por sus casas; La Exposición de París y La Historia de la cuchara y el tenedor.

En El Presidio Político en Cuba el Apóstol describió enfermedades que padecían los prisioneros, específicamente el niño Lino Figueredo y los ancianos Nicolás del Castillo y Juan de Dios Socarrás.

La inequidad en que se encontraba la isla  bajo la metrópoli española surge de esas líneas con fuerza testimonial inusitada.

Parece Martí un pintor de trazo profundo y blando a la vez, que se detiene, no solo en las cicatrices sobre el cuerpo, también en las que llevan sus personajes vivos, en el alma.

No le importó vivir penurias, soledad, destierro. Una idea fija llevaba prendida en su existencia: la total y definitiva independencia de Cuba.

A tantos años de su muerte, su antiimperialismo y su profundo sentido de la justicia social nos acompañan e iluminan:

“Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar/ el arroyo de la Sierra me complace más que el mar”.

 

 

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