¿Cuánto cuesta un alumno en un aula?
Los que más consumen y derrochan provocaron una crisis que ahora debe pagar la humanidad entera, incluso los que menos solvencia tienen, desde Estados Unidos hasta Haití, por obra y gracia de las leyes del gran capital.
El tiburón intenta tragarse a las sardinas, pero ellas deben reacomodar sus estrategias económicas de emergencia para contrarrestar el impacto.
Posiblemente la palabra crisis sea la que más se escribe en los últimos meses desplazando así el alcance de vocablos de más integridad como amor y libros.
Crisis económica, energética, ecológica y alimentaria son los cuatro jinetes que se ciernen sobre el mundo hoy.
Ante este panorama isla adentro se aplican medidas que propicien un mayor ahorro, pero junto a ellas debe ir aparejada la concienciación individual para que cada ciudadano mantenga una conducta consecuente en tal sentido.
Una de las áreas sociales en las que más invierte el país y que continúa protegiéndose de los vaivenes mundiales es la educación.
¿Cuánto cuesta el hecho de que cada niño cubano se siente en un aula con confortables condiciones y acceso a tv, video, computadoras?.
Hace años estos datos se popularizaban, pero con el tiempo y la tradición pasaron a ser algo así como un elemento más de nuestra cotidianidad.
Datos viejos, estadísticamente hablando, dan cuenta de que en 1998 Cuba era el país de América Latina con más recursos invertidos por alumno en un año, tanto en Primaria, 355 dólares, como en secundaria, 904.
Una tendencia similar sigue presente, aún mayor después de la asignación desde hace más de cinco años de televisores, videos y computadoras para las escuelas de los diferentes niveles de enseñanza.
Se habla de lo que nos falta, y es adecuado que este tipo de análisis se haga para calibrar los rumbos en el avance; pero también debe saberse lo que se tiene y la forma en que desentona con otras geografías en las que la globalización lleva a la reducción drástica de inversiones en el sector educacional e incluso provoca despidos en el área pedagógica.
¿Se cuidan los colchones en un centro interno que alberga a las personas durante un huracán?, ¿se comprende el significado que tiene hoy el cuidado de la propiedad social para evitar mayores gastos en su recambio por roturas?.
Son beneficios que se reciben a altos costos y en los que pocas veces se detiene la mirada.
Hay claros contrastes con la millonaria inversión en la carrera armamentista que realizan las grandes potencias, no en bien social, sino para sustentar invasiones imperiales.
Otros invierten en narcotráfico, comida para gatos y perros- sin negarles sus derechos a los animales- cuando hay millones de personas que no comen tres veces al día.
Precisamente un lenguaje autotitulado como “demócrata” vocifera contra los rumbos de izquierda que han tomado muchos países latinoamericanos.
Desde las sábanas finas y el acomodamiento es imposible entender la necesidad de que otros tengan al menos lo elemental para vivir.
Son saetas que penetran en la conciencia y que no siempre están disponibles en el carcaj de los argumentos.
La voracidad del mercado mundial pone freno a todo intento de desarrollo tasando los resultados y concentrándolos en pocas manos.
Racionalidad, ahorro, control son las alternativas que impone el momento para una nación pequeña y sobre todo, la dignificación de esas dos palabras tan mencionadas por todos: propiedad social.
3 comentarios
Jordan 6 -
Ernesto Argudin -
Ernesto Argudin -