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El faro Roncali en medio del azul y el verde

El faro Roncali en medio del azul y el verde

 

 

 

De recorrido por el faro Roncali, en el final o el principio de la isla de Cuba, según se le mire, siempre surgen los asombros incluso para quienes lo han visitado varias veces.

Desde lo alto de su mirador la naturaleza de Guanahacabibes sorprende desde el verde que se desdibuja a los lejos mientras corre paralelo al mar.

 

Antes de llegar a este sitio, El Comandante Julio Camacho Aguilera, al frente del proyecto de Desarrollo Integral de Guanahacabibes, dio una amplia explicación al grupo de reporteros relacionada con este programa. El encuentro se desarrolló en un lugar conocido como Los Encinos, por la cantidad de este tipo de árboles que crecen allí.

 

Ya en el faro se escucha:

 

-“Ahí, a unos 250 kilómetros, más cerca que ciudad de La Habana, está el territorio mexicano”. Precisa el historiador Pedro de Celis, quien durante todo el trayecto respondió las numerosas preguntas que le formulaban sobre todo quienes colocaban sus pies por vez primera en estos parajes de la geografía pinareña, escogidos por las tortugas marinas para desovar, por decenas de aves durante sus migraciones y en medio de cuya carretera cruzaron velozmente dos venados asustados por el ruido del ómnibus.

 

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El faro Roncali, cuya primera piedra fue colocada en mayo de 1849 y se inauguró en septiembre de 1850, orienta de día y de noche a la navegación marina que transita por sus proximidades debido a su privilegiada posición geográfica, a tal punto que el propio gobierno de USA solicitó en 1851 a las autoridades españolas detalles ajenos al servicio internacional que ofrecía y ofrece la instalación.

 

Estos y otros datos aparecen en el libro Monumento arquitectónico pinareño, de los historiadores Enrique Giniebra y María de las Nieves Ramos.

 

Después del arrasador paso del huracán Iván por Guanahacabibes, hace varios años, visitamos la península que daba la imagen entonces de haber sufrido un incendio por la manera en que el verde dio paso al carmelita y al amarillo. Los vientos quemaron literalmente la flora que ya se ha restablecido y muestra su autoctonía en diversas especies de maderas preciosas y árboles melíferos que sirven de morada  a especies en extinción como el zunzuncito, el ave más pequeña del mundo.

 

Junto al faro  nos encontramos nuevamente con Felino Borrego, uno de los tres torreros, naturales y sencillos como el paisaje en el que habitan rodeados de farallones y mar, propicio para desconectar del ajetreo cotidiano en oficinas de concreto y cabillas de hierro.  

Y el pequeño cementerio cercano que capta el interés desde sus cruces. Hace 50 años las gentes morían en los alrededores sin que un médico les pudiera atender. El testimonio de aquella época sorprende al viajero a escasos metros del faro.

 

Hace años, creemos que en 1999, cuando el ya fallecido periodista Manuel González Bello se desempeñó un tiempo como jefe del equipo de corresponsales de Juventud Rebelde, escribimos un testimonio con un habitante de Guanahacabibes que siendo niño presenció la caída de un avión norteamericano que se enfrentó a un submarino alemán en las proximidades del Cabo de San Antonio. El avión fue impactado por la metralla y el piloto fue socorrido por trabajadores del faro.

 

Guardábamos con celo aquel periódico, pero lo prestamos a una comisión o algo así que investigaba antecedentes sociales relacionados con el sitio.

 

Olvidamos anotar el nombre de la persona en específico y no recuperamos aquellos curiosos datos contados por uno de los testigos, un niño entonces.  

 

Un acercamiento a los habitantes de Guanahacabibes intentamos hacer en un sencillo artículo: El Cabo y sus gentes quizás en busca de las claves que permiten entender cómo en un lugar lejano y distante del brillo de las ciudades haya personas que se sienten como pez en el agua en el municipio mas joven de la provincia de Pinar del Río, Sandino, cuya cabecera territorial posee facilidades de atención médica como una terapia intensiva y en el cual se forman los estudiantes de varias ELAM (Escuelas Latinoamericanas de Medicina), hermosa página de solidaridad del pueblo de Cuba para con el resto de las naciones latinoamericanas.

 

 

Foto: Faro Roncali, en el extremo más occidental de Cuba, Pinar del Río  

 

 

 

 

 

 

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