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¿UNA MARGINAL EN LA HABANA?

¿UNA MARGINAL EN LA HABANA?

Lo que algunos medios en el mundo han dado en llamar una telenovela gay, -en alusión a una de sus varias historias-  se ha convertido en uno de los espacios  de mayor audiencia, por reflejar la realidad cubana, con sus matices y conflictos.

La historia que refleja actualmente La cara oculta de la luna se sumerge en la vida de una habanera agraciada, que vive a cuenta de sus encantos, a partir de sus relaciones con lo que en Cuba se llama “un maceta”.

 Ella no lo ama ni mucho menos. Hace esfuerzos para sacarle la parte más jugosa a este individuo machista, prepotente y arrogante, maltratador de su esposa en todos los sentidos: la golpea, la violó y le escamotea sus derechos.

La violencia doméstica, una de las caras feas pero reales de esta luna rompedora de esquemas temáticos que nos ha traído Cheíto González, el director, es uno de los asuntos que con mayor donaire asoma en los hogares cubanos por obra y gracia de la televisión.

 El abominable Sixto, interpretado por Enrique Molina, nos revuelve el estómago: calculador, frío, “creyente” en demasía de que todo lo puede comprar, y de que a todos puede vapulear desde el poder de la tenencia.

Es un nuevo tipo de cavernícola que engrosa la fauna aparecida después de 1993, con la puesta en práctica de mecanismos desatadores de la oferta y la demanda y que enseñan su rostro desde cualquier esquina.

Tiene una buena media naranja hecha  a su medida: Carmen, quien además de ofrecer su cuerpo a un hombre que no ama, es aún peor madre.No atiende al hijo, lo deja en la calle, y es una pareja de vecinos ya mayores quien consuela y apoya al muchacho.

Orgánicamente interpretado por la actriz Blanca Rosa Blanco, Carmen es víctima de su historia familiar, y victimaria a la vez.¿Qué ocurrirá con ella?

 En los últimos capítulos se le han dado matices maternales a esta mujer que sólo se había conmovido ante el dinero, pues su filosofía de “primero muerta que sencilla”, la llevó a ese mundo frío, desprovisto de afectos, que la ha convertido en una  máquina de tramar jugadas mientras habla con Sixto.

No es nuevo que estos temas aparezcan en la televisión cubana; pero sí es la primera vez que una marginal en La Habana tiene tanto tratamiento en pantalla.

A los nuevos fenómenos sociales no se les debe dar la espalda e ignorarse. Ventilarlos, debatirlos, mostrárselos a las mariposas que vienen abriendo sus alas es una medicina que puede ayudar a curar.

¿Cambiar sencillez por la venta del cuerpo?; ¿Enfrentar las carencias con la degeneración personal? Esos son los presupuestos más interesantes de la actual historia que cuenta el material televisivo.

Es una disyuntiva existencial que día a día impacta los sentidos en nuestra sociedad.Hay otra ventana, la que representa la trabajadora social, por momentos demasiado didáctica y algo forzada, a mi modo de ver.

En Leroy, el hijo de Carmen, la telenovela toca, aunque no se sumerge,  otra de las realidades que menos nos gustan, pero están de cuerpo presente: los jineteros.

Una y otra vez se menciona este tipo de personaje, a partir de la insistencia de Leroy en que él no es uno de ellos. Realmente está enamorado de una mujer mayor y con dinero, su vínculo con ella es totalmente diferente al de Carmen y Sixto.

El llamado “jineterismo masculino”está en la mesa, aunque no es el plato fuerte.Y los cubanos disfrutan de una telenovela que se parece a los conflictos que ven día a día.

Esta vez no aparece un relato remontado a décadas ni siglos anteriores, sino que ha aterrizado en esta isla y en este minuto.

Es necesario este ejercicio de verse y pensarse, sin esquemas, para a partir del conocimiento propio frente al espejo, poder influir en el cambio de la imagen que él devuelve.    

2 comentarios

Zenia -

Saludos Álvaro.

En nuestra realidad hay matices. Nada es en blanco y negro, y esta telenovela desde el punto de vista sociológico nos ha sentado ante un espejo que muestra las partes más feas de una sociedad con muchas virtudes, pero en la que también existen estos personajes. Es cierto que no son mayoría, pero existen.
La telenovela ha tenido un altísimo nivel de aceptación en Cuba, la que siga tras ella tendrá un elevado reto.
Una sociedad debe saber cuáles son sus problemas, solo así podrá buscar caminos para resolverlos y estructurar políticas con tales fines.

Álvaro Ramírez -

Muy enriquecedora esta descripción de ésta telenovela. Cómo bien lo dices, sirve para desatar todo un debate doméstico y público sobre aptitudes, opciones y escogencias. Muchas gracias por compartrila con nosotros tus lectores