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NUEVA WEB SOBRE JOSÈ MARTI: www.josemarti.cu

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6 comentarios

Zenia -

Dayana. Martí es un misterio que anda. Meencanta leer sus escritos y sobre su vida. Renunció a tantas cosas grandiosas: familia (hijo, esposa), fue tan incomprendido. Tenía una pasión: la indepoendencia de su país.
Leeré la página que me recomiendas.

Zenia -

Duarte. Martí en vida hizo muchos sacrificios por la independencia de su nación: lejos de su familia, de su esposa, de su hijo, en la soledad del desterrado, donde recabó fondos para la independencia.

Dayana -

Gracias por la dirección... me encanta leer a Martí.
Un abrazo...
Te recomiendo este blog http://margaradas.blogspot.com/

cubanin -

Cuba es tétrica, como la noche.

duarte -

Me encanta lo de:

Dos patrias tengo yo, Cuba y la noche.
¿O son una las dos?, etc.

Grande Martí.
Saludos.

Zenia -

Tomado de www.josemarti.cu

Patria, poesìa y antiimperialismo de Josè Martì

1. “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mí país y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”. Aunque dice “En silencio ha tenido que ser y como indirectamente”, no fue ésta la primera vez que tocó el tema, pero sí fue la declaración más explícita y definitiva del sentido último y fundamental de su obra revolucionaria, por lo que considero esta carta como testamento y mandato de lo que hemos llamado, contra la opción yanqui desde Jefferson, el “destino manifiesto” de Cuba, que en la actualidad cobra dimensiones mundiales.

2. Cuando dice: “Cuanto hice, y haré, es para eso”, de seguro no se refiere sólo a lo que hará inmediatamente. Hacia el final de la carta lo aclara: “Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento”. Recordemos sus versos a Enrique Estrázulas:
Viva yo en modestia oscura;
Muera en silencio y pobreza;
¡Que ya verán mi cabeza
Por sobre mi sepultura!
3. “Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas:—y mi honda es la de David.” El duelo entre el pastorcillo David, salmista por más señas, armado sólo de honda y piedras, con el gigante Goliat, paladín superarmado de los filisteos, se cuenta en Samuel 17, 1-2. (Sobre el minucioso conocimiento de la Biblia de José Martí debe leerse el estudio de Rafael Cepeda). Por cierto que el hermano mayor de David, llamado Eliab, cuando lo ve lo reprende y se burla diciéndole que sólo “para ver la batalla has venido”. ¿Se fijaría Martí en este detalle, además del valor simbólico de aquel duelo? La acusación de “capitán araña” lo persiguió hasta el final, y probablemente tuvo que ver con su desobediencia de la orden que le dio Gómez en Dos Ríos de permanecer en la retaguardia, y con su decisión de lanzarse a la batalla con la única compañía de Angel de la Guardia Bello, de quien dijo Antonio Maceo que nunca conoció combatiente más temerario (su grito de guerra era: ¡Faja o caja!, grado de general o ataúd), y que por cierto murió en la toma de Victoria de las Tunas, combatiendo junto al hijo de Martí, a las órdenes ya de Calixto García, como artillero, igual que su abuelo español.

4. “El corresponsal del Herald, que me sacó de la hamaca en mi rancho, me habla de la actividad de los anexionistas, menos temible por la poca realidad de los aspirantes, de la especie curial [curial, de curia, Senado romano y, por extensión, altos dignatarios de la Iglesia católica o de los gobiernos monárquicos], sin cintura ni creación [muy gráfica invención verbal martiana], que por disfraz cómodo de su complacencia o sumisión a España, le pide sin fe la autonomía de Cuba, contenta sólo de que haya un amo, yanqui o español, que les mantenga, o les cree, en prenda de oficios de celestinos, la posición de prohombres, desdeñosos de la masa pujante —la masa mestiza, hábil y conmovedora, del país—, la masa inteligente y creadora de blancos y de negros.

Los criterios de este párrafo deben relacionarse con el pasaje del Manifiesto al New York Herald de 2 de mayo de 1895, en que se refiere a “los cubanos arrogantes o débiles” que quisieran apoyar “el señorío social” con “un poder extraño que se prestase sin cordura a entrar de intento en la natural lucha doméstica de la Isla favoreciendo a su clase oligárquica e inútil contra su población matriz y productora, como el imperio francés favoreció en México a Maximiliano”.

A lo que añade, como supuesto caso imaginario: “Los Estados Unidos, por ejemplo, preferirán contribuir a la solidez de la libertad de Cuba, con la amistad sincera a su pueblo independiente que los ama, y les abrirá sus licencias todas, a ser cómplice de una oligarquía pretenciosa y nula que sólo buscase en ellos el modo de afincar el poder local de la clase, en verdad ínfima de la Isla, sobre la clase superior, la de sus conciudadanos productores”. Como si tanta benévola suposición fuera poco, concluye convirtiendo en irónico elogio (rara avis en Martí) lo que era su más profunda convicción: “No es en los Estados Unidos ciertamente donde los hombres osarán buscar sementales para la tiranía”. Por todo ello también en la carta a Mercado habla de “impedir a tiempo” la intervención de los Estados Unidos, que fue lo que intentó Martí con el Plan de Fernandina, cuyo fracaso, debido a la primera intervención de Estados Unidos en el destino de Cuba, frustró las posibilidades de una guerra rápida, sin contar otras malas consecuencias, como el peligroso desembarco en Playitas y el desacuerdo de Maceo con Martí en La Mejorana....