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SI ES POR PlATA. SEMBREMOS MARIHUANA

SI ES POR PlATA. SEMBREMOS MARIHUANA http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/31732. En esta dirección aparece un artículo acerca de la candente polémica de los biocombustibles, como le apodó el primer mundo. “Después de mí el diluvio, después de mí el desierto”, parecen decir los ricos:

Sojización y biocombustibles: cerrando el círculo de la dominación neocolonial

 Los llamados biocombustibles –hasta el nombre es político y mentiroso- buscan lavar la cara de las multinacionales petroleras, permitiéndoles seguir controlando el mercado mundial de combustibles, cosa que no podrían hacer en caso de que los verdaderos combustibles no contaminantes, la energía solar, eólica o del agua -incluso la proveniente del reciclado de residuos- se desarrollaran a escala planetaria. Los agrocombustibles permitirían al pool energético y petrolero de los Estados Unidos, quebrar el Protocolo de Kyoto, que seguramente firmará un próximo gobierno demócrata, ya que los biocombustibles encierran la idea, de que la sociedad norteamericana seguirá dilapidando la energía mundial y contaminando a piaccere el planeta, sin afectar su enfermizo nivel de consumo, y su irracional sistema de uso de energía 17 de abril de 2007

‘Amigos, sólo se trata de hacer negocios. Porque pobres van a seguir existiendo y de ellos se tendrán que ocupar las ONG”
Ing. Agr. Héctor Monsy Huergo, Director de Clarín Rural en Expoagro

‘... Si se trata de ganar plata con la tierra, sembremos marihuana (coca, opio...), esa sería “la opción más rentable” (para el mercado), pero evidentemente esto es moralmente rechazado (y militarmente combatido). ¿Porqué, en cambio, no rechazamos moralmente sembrar maíz para producir etanol si eso significa que quebramos la ecuación alimentaria y la ecuación energética de los pueblos pobres del mundo?...’
Ing. Enrique Martínez, Director del INTI

Después de mi el desierto...
Casi como una reacción desesperada de una hidra malherida, acorralada por los pueblos y por una realidad mundial, que no sólo no puede controlar, sino que le es cada día más hostil, y es particularmente antinorteamericana a largo plazo, el pool petrolero adueñado de la Casa Blanca, desde el golpe legal del 2000, consolidado por el autoatentado de las Torres Gemelas, acaba de buscar una salida desesperada a la crisis del petróleo, a la del dólar y a la emergencia de un nuevo bloque de poder mundial expresado en las posiciones autónomas de China, Irán, la Revolución Venezolana, la revolución Boliviana, Ecuador, el crecimiento de la India, Brasil y la nueva actitud más autónoma del gobierno de la nueva oligarquía rusa expresada por Vladimir Putin, que descubrió que después de Irán les tocaba a ellos... En el 2000 el sector nazi-petrolero-religioso del poder norteamericano impidió a toda costa la llegada de Al Gore a la Casa Blanca imposibilitando que los EE.UU., adhirieran al Protocolo de Kyoto, situación que comenzaría a limitar y recortar el poder omnímodo de las petroleras y del sector energético privatizado, por sobre la marcha de la economía global y sobre sociedad yanqui. Ahora luego del catastrófico fracaso en Irak, la consolidación del liderazgo de la Revolución Bolivariana, las resoluciones de la UE a favor de la disminución del uso energético, la derrota por paliza en las elecciones parlamentarias sufrida por el preverbal empleado que ocupa en su nombre la Casa Blanca, y la marcha del mundo a una clara restricción en el uso de los combustibles fósiles, las petroleras decidieron contraatacar con una jugada astuta, desesperada, inviable y como todas las medidas del capitalismo senil, autodestructiva del planeta. La propuesta de destinar la alimentación de la humanidad para producir combustibles, para que la sociedad norteamericana no deba afectar en lo más mínimo su standard de consumo, como reclama el Protocolo de Kyoto, se inscribe en las mismas miradas catastrosfistas del Club de Roma, la Trilateral Comission, el Consenso de Washington y las voces de algunos gurúes ambientales que auguran una población mundial de 500 millones de personas para el año 2050. Es decir, el viejo anhelo de la ologarquía financiera mundial desde siempre, pero en particular, desde el 1º de Mayo de 1945, cuando su plan de contención contrarrevolucionaria hitleriana concluyera exactamente al revés: reducir drásticamente la población del Tercer Mundo. Resolver el problema de un mundo que les es cada vez más hostil, suprimiendo a los hostiles, es decir a los pobres. Nadie duda que, si las tierras fértiles y cultivables del mundo (sólo Brasil gobernada por el ‘progresista’ Lula piensa deforestar 60 millones de hectáreas, es decir destruir la Amazonia y lo que queda del Pantanal para producir etanol y biodiesel; Malasia ya perdió el 87% de sus bosques tropicales para cultivar Palma, para hacer biodiesel)(1) deben ser destinadas a producir etanol o biodiesel para que la parte pudiente de la sociedad norteamericana (también los pocos beneficiados por la sojización en la Argentina) pueda seguir dilapidando combustible en sus 4x4. También continuarán dilapidando energía en su sociedad enferma y autoaniquilante (el cereal necesario para llenar un tanque de una 4x4 permitiría alimentar a una persona todo un año)(2), nadie puede dudar insistimos, que si tamaño disparate económico y ecológico se llevara adelante, el resultado sería la muerte por hambre de un sector de entre un tercio y un medio de la población mundial, esa que hoy ya pasa o esta cerca del hambre. Es decir entre 2.000 y 3.000 millones de seres humanos. Además como muy bien señalara el comandante Fidel Castro Ruz, difícilmente quedara algún árbol sobre el planeta.(3), la desertificación, la desaparición del agua dulce, y la extinción masiva de especies, se difundiría por el planeta.El capitalismo de las corporaciones multinacionales podría reemplazar aquella frase que dice ‘después de mi el diluvio’, por otra aun más siniestra: después de mi el desierto...  Artículo completo en:http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/31732.

 

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