LA ENERGÌA RENOVABLE EN CUBA

La civilización necesita renovarse en todos los ángulos. El hombre estudia hasta la posibilidad futura de que exista algo así como un banco de órganos, para cambiar los viejos por nuevos, como si se tratara de piezas de repuesto.

Otras áreas científicas también dan valor al verbo renovar.

En un mundo necesitado cada vez más de combustibles, y otros recursos energéticos, se hace impostergable que cada país explore y explote sus potencialidades de energía renovable: Cuba anda por ese camino.

Hace unas semanas se celebró en la capital del país una conferencia internacional que incluyó entre sus temas dicho asunto.

Se denomina energías renovables a aquellas que se producen de forma continua y que son inagotables, pues su origen se encuentra en el sol (energía térmica y fotovoltaica); la eólica (vientos); hidráulica (agua); energía del mar (a partir de las mareas); y la surgida de la materia vegetal de la biomasa.

La universidad Hermanos Saíz tiene una larga data de investigaciones relacionadas con la biomasa, y específicamente con los subpro-ductos forestales como el aserrín y la resina de pino.

Relacionado con el aserrín, el Centro de Investigaciones y Servicios Ambientales (ECOVIDA) en Vueltabajo tiene un proyecto aprobado por el CITMA en julio de 2006 y perteneciente al programa de Energía, que deberá concluir en julio de 2008.

La investigación en cuestión se titula Desarrollo de un producto aglomerado o densificado a partir de residuos de la industria forestal.

El aserrín es altamente contaminante, sin embargo puede aprovecharse en usos útiles. En el mercado, el aserrín –si es aglomerado para tableros– puede exportarse a la región del Caribe. Si se compacta, puede ser convertido en briquetas o pellets destinados a las estufas de calor en el sector residencial, o al área industrial para la generación de energía eléctrica.

En estos días consultábamos con un doctor en ciencias de la universidad Hermanos Saíz y nos afirmaba que aún los científicos cubanos no se habían puesto de acuerdo en cómo van a aprovechar los residuos de los bosques, pues en otros países ya se habla con fuerza de la dendroenergía (energía extraída de los recursos leñosos) usada como alternativa para entregar servicios como electricidad y calefacción a numerosas poblaciones.

Esta variante tiene detractores que afirman que es perjudicial al emplear terrenos para bosques que podrían aprovecharse para multiplicar alimentos.

Puntos de vista más acá o más allá, Cuba está metida de lleno en el asunto y tiene un programa relacionado con el uso de energías renovables, como parte del cual ya posee tres parques eólicos, 4 000 puntos que funcionan con energía fotovoltaica, y el hecho de que la industria azucarera se autoabastece de la energía extraída de la biomasa de la caña de azúcar.

También la Isla estudia la geotermia (uso del calor de la tierra para generar electricidad) y los biocombustibles.
La nación ha tomado bien en serio el tema y ya posee su Universidad Técnica de Energía Renovable (UTER) perteneciente al instituto superior politécnico José Antonio Echeverría.

Toda la búsqueda de nuevas estrategias y caminos en los urgentes requerimientos del mundo de hoy son promovidas por los ministerios de Educación Superior, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y la Industria Básica.

A tono con esas necesidades Vueltabajo también tiene su programa, y en el caso específico del CITMA hay un equipo de especialistas que conforman los nichos de todas las potencialidades posibles.

Estudiar, buscar nuevos conocimientos, integrarse y coordinar acciones son premisas básicas para el aprovechamiento de las energías renovables, que tienen diversas ventajas, entre ellas: no generan residuos de difícil tratamiento; son inagotables, autónomas y reducen la dependencia de suministros externos.

Las Brigadas Técnicas Juveniles, la ANIR, y el polo científico pinareño tienen personal capacitado para emprender nuevas miradas hacia los recursos locales, que en ocasiones están ahí, esperando a que se les mire y se les tome en cuenta.