ESPÌRITU DE EQUIPO

Por Zenia Regalado

"Si formaran un verdadero equipo, sus resultados en las investigaciones médicas serían aún superiores y la población lo agradecería".

Se trataba de una conversación informal; pero nuestro interlocutor exponía una hipótesis que no solo tiene trascendencia en la rama médica, sino en cualquier esfera del quehacer profesional y social, ya que una golondrina no hace verano, por brillantes que sean sus alas.

¿Nos hemos detenido a pensar si formamos parte de un equipo de trabajo o de un grupo? Son categorías con base psicológica cuyas consecuencias inciden más allá de ese espectro.

Al realizar una búsqueda bibliográfica sobre el tema, la mayoría de los artículos se refieren a disciplinas deportivas en las que es imprescindible el desempeño colectivo, pues la lucha de los egos puede dar al traste con el objetivo final.

Sobre el particular se escucha generalmente la afirmación: tantas estrellas no pueden brillar juntas, así se ha dicho de determinados equipos del fútbol mundial.

Pero, ¿què ocurre cuando un grupo dedicado a la investigaciòn y la ciencia en cualquier rama no llega a ser un equipo?. La respuesta no será tan catedrática, pero en tal caso se escucha: "hay que tirar parejo".

"Cuando formas realmente parte de un equipo, has de dar sin esperar recibir nada a cambio. El simple hecho de pertenecer al equipo es suficiente para tu propio crecimiento".

Es bastante común en disimiles contextos profesionales escuchar palabras como zancadilla, adulonería, juego sucio, trepadores.

Indudablemente una esfera de trabajo en la que se implanten tales practicas, jamas podrá nombrarse equipo y tampoco lograra la elevación de sus metas, de cualquier tipo que sean.

Son pocas las personas que no desean ser eficaces en su trabajo y sentirse reconocidas como buenos profesionales, quien diga lo contrario, apela a la falsa modestia.

¿Por qué si esa motivación existe pocas veces llega a su máxima plenitud?, ¿por què se escuchan entonces criterios como éstos?: "El jefe no tiene en consideración mis ideas". "Los compañeros sólo piensan en sus propios intereses". "Estamos desorganizados".

Existen varias ideas sugeridas por los psicólogos beneficiosas para trabajar en equipo. Son ellas: Hacer equipo es comunicar con cada persona. Sólo se comunica con cada persona cuando nos interesamos por conocerla y compartir información, esfuerzos, éxitos e ilusiones. Hay maneras de conducirse y maneras de jugar dentro del equipo que son muy perjudiciales.

El trabajo en equipo hace que coincidan varios individuos y que se necesite de diversos conocimientos que deberán confluir en función de un objetivo común.

La búsqueda del brillo y el interés personal, la negación del conocimiento del otro, el rechazo a transmitir lo que se sabe, los cotos o pequeñas parcelas que no se enriquecen con otras afluencias, todo ello da al traste con el trabajo en equipo.

Desgraciadamente son tiempos en los cuales el individualismo se disfraza de múltiples formas y puede aparecer hasta bajo la más dulce simulación.

Si del trabajo salen todas las riquezas, si la permanencia en una labor específica abarca la mayor parte del tiempo de cualquier persona, ¿por qué no disfrutar de lo que se hace en un ambiente de relaciones humanas positivas?.

¿Cuánto no mejorarían los resultados si se trabajara en equipo más allá del éxito personal?

Quien sabe si esa sea la clave de que en este o en aquel centro se logren mayores metas que en aquel otro.

Hace pocos días escuchaba acerca de un determinado centro: ustedes no funcionan como grupo, hay muchas divisiones.

Los psicólogos citan entre los rasgos de un equipo la inventiva de nuevos procedimientos, en un proceso de cambio permanente. Quiere ello decir que la innovación debe convertirse en un acto cotidiano.

De tanto practicar los mismos esquemas surge el anquilosamiento ante un determinado trabajo, por ello el estudio sistemático, la búsqueda de lo novedoso, la "oxigenación" con otros puntos de vista son bien necesarios.