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DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE. CINCO DE JUNIO

DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE. CINCO DE JUNIO

El Día Mundial del Medio Ambiente, este cinco de junio, sorprende a los humanos ante impostergables temas: crisis de los alimentos. En Canadá las mascotas se alimentan con carne de cerdo y en Haití con galletas de barro. Los países desarrollados quieren convertir los alimentos en combustibles.

Desequilibrios del mundo que hay que resolver de manera urgente y que los organismos internacionales colocan en sus agendas con carácter de apremio, pues lo conflictos emanados de este estado de cosas no solo afectarán a los más indefensos, sino que ya están en las fronteras de los industrializados, ¿qué son si no las migraciones de los países de África hacia Europa?.

He recibido hoy, en mi correo, un anuncio de Kisseo que envía una oferta de numerosas postales alegóricas al cuidado del medio ambiente para que envíe alguna a quienes desee. No me alcanzarían las ofertas que desearía dirigir al Fondo Monetario Internacional (FMI); la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tantísimas otras instituciones en las que escribiría cortos epitafios como éste: “La suerte de los grandes también depende de los pequeños”.

Millones de postales no podrían resolver los serios problemas de la humanidad, sustentados en la avaricia, el consumismo, el derroche y en un orden mundial de cosas que siempre tiene al final del túnel a los mismos, ya cansados de tantas promesas de que con el libre comercio lloverá el bienestar.

Es inmoral consumir tanto mientras millones mueren de hambre y buscan en los cestos de basura para encontrar algún mendrugo.

Creo sí, que todos debemos pensar un poco más en nuestro planeta, en el costo de las guerras desatadas por el petróleo; en los tantos recursos que se dilapidan para fabricar cohetes, aviones, armas de alta tecnología capaces de cazar a los humanos como si fueran ratas.

Me ha gustado saber que a pocas horas del cinco de junio, Darien - un niño síndrome Down que conozco hace tiempo, y también a su madre, la maestra Agustina- son felices en estos días porque él tiene una exposición personal de dibujos en la Casa de Cultura Pedro Junco, del municipio de Pinar del Río. En ella sueña con un planeta más hermoso, lleno de árboles y jardines en las ciudades.

Cada uno de nosotros puede ayudarle un poco en su sueño: crear en lugar de destruir; plantar en vez de talar; tender puentes en vez de derribarlos.

Desandando la ciudad que habito pienso cuánto podemos hacer por el pequeño planeta que es la comunidad en la que vivimos.

Cuidar el entorno es una manera de ocuparnos de él, de reflejar la manera en que la cultura ha calado en nuestro comportamiento, más allá de los libros y las frases hechas.

Los motines de los hambrientos pululan en el mundo. Las revistas de modas  y del último auto del año no escriben de ello:

Rebelion. Biocombustibles y crisis alimentaria

 

 

   

5 comentarios

duracell -

y los chivatos de las esquinas...

Juan -

De las señoras de blanco saben bien en la Oficina de Intereses de Estados Unidos.

madre -

y de las damas de blanco que...

Andrés -

Se asombran de los "buzos de Cuba"; pero nada hablan de las madres que reciben un salario por cuidar a sus hijos encamados; ¿en qué otro lugar ocurre eso?.

leido -

Bucear en aguas turbias
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Junio,10,2008

Creo ser de los pocos cubanos –menores de 40 años- que lee la prensa nacional cada día. Mis amigos, al ver tan excéntrico hobby, me han advertido que esa puede ser la vía más corta para agenciarse una úlcera gástrica. Sin embargo, me gusta pesquisar en la prensa el aumento del perfil de una u otra figura política, las noticias que pasan a un primer plano o al olvido y, sobre todo, aquellas omisiones tan reiterativas que ostentan nuestros diarios.

No he pasado por alto, por ejemplo, que los periódicos insisten en que las dificultades económicas y en los servicios, son fruto de la indisciplina social, el vandalismo y el descontrol. Afirmación esta que deja exenta de responsabilidad a la alta jerarquía del país o al modelo económico y político imperante. Los problemas existen, nos aclaran, porque no hemos sabido aplicar el guión, pero no por la inviabilidad de la “obra” en el actual escenario.

A la búsqueda de esos “indisciplinados” y vándalos se han lanzado los órganos policiales, y una de las embestidas se la han llevado los “buzos” que recolectan materia prima, comida y objetos en la basura. Sin esos que recogen las botellas de plástico, los cartones y los desechos metálicos de los vertederos, estos objetos reciclables se perderían en un despilfarro que no concuerda con nuestros limitados recursos. Esas manos que se hunden en los latones pestilentes hacen, de forma independiente, lo que las instituciones no logran organizar desde su centralismo.

Pero los “buzos”, según esta nueva ofensiva, le dan una mala imagen a la ciudad. Pueden quedar capturados en el obturador de un turista y romper el imaginario argumento de que “en Cuba nadie escarba en la basura”. Su existencia habla de desplazados, de paupérrimas condiciones, de ilegales que prefieren “buscar basura en la gran ciudad, que trabajar por un simbólico salario en el campo”.

El periódico Granma reseña así el castigo para “(…)los que recogían desechos sólidos”, a la par que amenaza con la expulsión de la capital a aquellos que ostentan la doble categoría de “buzo” e “ilegal”: