LO BUCÓLICO HACE BIEN AL ESPÍRITU
“Soy flor de asfalto”, insiste a veces una persona muy querida para mí. Otros afirman lo mismo sobre todo a sabiendas de los chistes que van y vienen respecto al origen de las personas. Un poco en broma, y un poco en serio, yo les digo: miren que ahora toda la humanidad mira hacia los guajiros porque en ellos está la seguridad del planeta: son los que producen alimentos.
Gajes de mi oficio me llevaron ayer al municipio pinareño de Bahía Honda, al cual se llega por una empinada carretera que corre entre montañas acariciadas por la niebla en horas tempranas de la mañana.
Agradezco a estos paisajes de mi terruño sentir hoy menos cargados mis pulmones y más ligera mi mente.
Recordaba lo que una técnica en imanterapia me contó el pasado año: las oficinas de concreto y cabillas crean sobre las personas un campo negativo que ellas mismas ni lo notan.
Le comenté entonces una de mis costumbres de siempre: sentarme bajo un árbol y dejar que mi vista se pierda en su follaje.
De todas formas no dejé de comprender que, aunque estoy habituada a estos largos recorridos, me impresionaron las historias de accidentes en la carretera a Bahía Honda, generados las más de las veces por imprudencias de los choferes. El de nuestro yipi, y el fotógrafo Calero dieron una disertación de cómo debe subirse una montaña: en primera, despacio, sin hacer cambios bruscos en la velocidad, y tomando todas las precauciones, aún más si la carretera está mojada, pues puede convertirse en casi una pista de patinaje.
Uno de nuestros acompañantes nos dijo: “por este precipicio se fue hace unos meses un auto y el chofer se mató”.
Más allá de alguna que otra narración dramática, el día nos resultó muy provechoso. Intercambiamos con labriegos, productores agrícolas que llevan su camisa sudada y las manos llenas de cayos, cuya mayor satisfacción es ver los campos plantados de maíz con bien desarrolladas mazorcas, tal y como encontramos a nuestro paso.
“En Bahía Honda, todo lo que se planta se da; es una buena tierra, agradecida, los malos somos muchas veces los hombres que no la aprovechamos como es”, nos comentó un experimentado productor, y asentimos viendo los suelos ferralíticos rojos, excelentes para el cultivo de viandas.
Es más barata la carne de cerdo en Bahía Honda, y te la encuentras en diversos puntos de venta estatal a 16.0 pesos la libra. Ni cortos ni perezosos compramos, a sabiendas de que en la ciudad de Pinar del Río nos costaría mucho más.
El joven chofer bromeó con mi jaba, y respondí: “estoy acostumbrada a ser proveedora de alimentos en mi familia, por ello no se me mueren los cochinos en la barriga. Cuando tengas la responsabilidad de una casa, hijos y adultos mayores que alimentar, te darás cuenta de cómo es”.
Y recordé lo que cierta vez nos comentó un poeta: “en todas partes donde hay mujeres, siempre ellas preguntas si ya se sabe que comerán los visitantes. Creo que ellas debían estar en más cargos que tengan que ver con el tema”.
Foto de Osmay Pérez. El guardabosque, un cuidador de recursos naturales. Un solitario que solo tiene por compañía al monte, y a veces algún perro.
5 comentarios
Zenia -
Omar. Con palabras como las tuyas dan deseos de actualizar un blog y compartir con otros las emociones propias. Gracias amigo, un beso.
omar -
Un beso
Omar
tintero y tinta -
Porque hay que enviar el original a Caracas y quedarse con una copia de todo
Pluma y papel -
Pluma y papel -