Círculo de periodistas de ciencia

 

Momentos antes del inicio del ascenso a Santo Tomás, varios reporteros del círculo periodístico de ciencia ya saboreábamos el sabor de la aventura, lejos de oficinas cerradas en edificios de concreto, de cara a la naturaleza y en uno de los lugares más singulares de Cuba, Viñales.

En el Parque Nacional Viñales, declarado Paisaje Cultural de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura se fomenta hace algún tiempo un plan de cría del caracol de concha.

El zachrysia guanensis, su nombre científico, es endémico de Pinar del Río, específicamente de la cordillera de Guaniguanico. El proyecto de fomento artificial es financiado por autoridades del gobierno de Islas Canarias y del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente en la provincia.

En las bases de los mogotes radican las áreas de cría, pues en ella existe sombra, humedad y alimentos.

Unos cinco centímetros de diámetro mide dicho caracol.

Estudios científicos prueban que pueden ser ingeridos por el hombre, al contar con características proteicas similares a las del pescado y la carne vacuna.

También tiene propiedades medicinales y algunas de sus sustancias son empleadas en la realización de análisis metabólicos en seres humanos y en ensayos neurológicos, mientras es probada su utilidad en la confección de artesanías.

Cuba reporta más de mil 400 moluscos terrestres, y de ellos cerca de mil 200 son exclusivos del archipiélago.

Viñales es el Parque Nacional cubano más abierto a la influencia socioeconómica, pues en su área de amortiguamiento y en la zona limítrofe existen 18 asentamientos humanos, entre ellos comunidades cafetaleras, ganaderas y de una bien enraizada cultura campesina, en la que no falta la imagenería popular, como la del campesino  Pedro Mena, en El Cuajaní, que practica la cura con hierbas y cree en San Lázaro.

Visitamos su casa, aunque sólo estaba su esposa Xiomara Padrón Mena, quien nos enseñó las numerosas piezas talladas por su esposo a partir de árboles encontrados en el monte y que tienen un extraordinario parecido en su forma con animales y seres humanos.

Foto: Ronal Suárez Rivas