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Mujer ingobernable: Mención a Timor Leste

Mujer ingobernable: Mención a Timor Leste

Arreglada, luciendo un lindo collar que le regaló un alumno, esta mujer de 74 años revela algunas de las claves que la mantienen activa, vital, abierta al desarrollo, a las nuevas tecnologías y a todo lo que indique progreso.

Olga Carmona Pérez es una maestra de 37 años de experiencia, pero que no le teme a la computación, además, arrastró a sus compañeros y matriculó ella misma la Maestría en Ciencias de la  educación, a pesar de que alguno que otro le comentó que lo mejor era leer un buen libro en ese tiempo. Ni corta ni perezosa ella respondió: “también saco tiempo para eso”.

Cualquiera podría afirmar que es genio y figura hasta la sepultura. Asevera que con el tiempo los hijos quieren gobernar a los padres y que los suyos le aconsejan tomarse un receso; pero ella aspira a ser útil hasta el último momento de su vida.

 

 

En el seminternado Abel Santamaría, en la capital pinareña, la directora, Mayra Herrera Calzadilla, reconoce el aporte de Olga como colaboradora en Lengua española, en la cual desarrolla toda su creatividad y experiencia metodológica.

“Aunque tenga algún problema no lo refleja en la escuela, siempre está dispuesta para el trabajo. El día del educador bailó como si tuviera 15 años. Ojalá muchos jóvenes fueran como ella”,  afirma Mayra.

-¿Cuál es la receta para mantener ese espíritu?

Lo fundamental es ser optimista, tener deseos de vivir y hacer. No me gusta estar entre cuatro paredes encerrada, siempre busco un trabajo para iniciar.

“En ocasiones me fatigo porque hago alergia a algunas cosas. Entonces alguien viene y me dice, no se preocupe, puede descansar, entonces yo le digo, esperen, enseguida se me pasará. Y así mismo ocurre”, afirma convencida.

Olga es maestra de maestros y comparte con todos sus experiencias, afirmó  Maydelín Blanco Torres, jefa de ciclo.

Y le asiste razón. Esta mujer es como un antiguo y frondoso árbol.  Fue alfabetizadora en Cabañas y secretaria del consejo municipal de Educación en aquel territorio.

 

 

Fue metodóloga de educación en el municipio de Pinar del Río. Estuvo 37 años en la educación activa. Se jubiló en 1992 y retornó al sector hace tres años.

“Fueron a buscarme a la casa. Me dijeron que la nación necesitaba maestros. Me preguntaron que si estaba dispuesta a reincorporarme. No lo pensé dos veces, y volví a la escuela”.

-¿Dónde se formó como maestra?

“En 1955 terminé mi carrera como maestra normalista en la ciudad de Pinar del Río. No era como ahora, que concluyes y ya tienes una plaza. Entonces era suplente y tenía que ir a la junta de educación con el objetivo de cubrir alguna vacante. Las licencias largas ya venían con nombre y apellido y en ello había politiquería, dinero e intereses de por medio, o muy buenas recomendaciones.

 

 

“Trabajé en escuelas privadas, en la academia de María Luisa Fernández, en Santa Lucía, y en la de Mercedes Romeo, en Minas de Matahambre. Antes tuve suerte, pues el año en el que me presenté por la libre en la escuela normal fue en 1951, año de elecciones, y hubo un aumento en las plazas. Yo entré por un bachiller que se fracturó una pierna.

“En 1952 fue el golpe de Estado de Batista. Participé en huelgas en la normal cuando Antonio Darias era el presidente de la Asociación de Alumnos”, rememora.

La autodefinición de atrevida no le queda pequeña a esta mujer. También entonces hizo el primer año en la escuela de Economía. Cuando en la academia privada de Santa Lucía le propusieron impartir un curso de secretariado, ella dijo que sí. Las inspecciones a aquella rama quedaron satisfechas con su trabajo.

Esa disposición a enfrentar nuevos desafíos le acompaña a pesar del paso del tiempo.

-¿Qué opina del lenguaje como parte de la ética del maestro?

“La palabra es un don de la especie humana y ella se hizo para ser bien empleada. Un maestro debe serlo siempre, en el aula, en el barrio, en un lugar público y la primera carta de presentación es su lenguaje.

“Un maestro no tiene por qué decirle una palabra grosera a un niño, si lo hace, el alumno podría también faltarle el respeto. Para ser respetado hay que respetar.

 

 

“El temor no es un buen método pedagógico. Hay que exigir responsabilidad sobre la base de la argumentación. El niño cubano no tiene que vender periódicos ni limpiar zapatos, su tarea es ir a la escuela.

“La mejor forma de educar es el ejemplo diario. Sólo así se llega a la educación con valores. La caballerosidad manifiesta en los escritos de José Martí es una magnífica fuente para la pedagogía del amor.

“No se es más hombre ni más mujer al dar gritos o decir alguna palabrota. El buen comportamiento es como una semilla que se planta. Sólo si se abona ella crece”, asegura convencida.

La vida de esta mujer está tallada en hechos. La doctora Olga Luisa Méndez Carmona, su hija, cumplió misión internacionalista en Zambia durante su Servicio Social, en el año 1990.

Allí vio que la tuberculosis es tan común como un catarro en Cuba.

También colaboró, años después, en Timor Leste. Fue del primer grupo de médicos cubanos que lo hizo, en difíciles condiciones, cuando aquel país recién había obtenido su independencia.

Esta semilla familiar tuvo un buen antecedente cuando en casa de la maestra Olga los 17 sobrinos de su mamá encontraban apoyo para sus vidas. Quizás fue esa la primera motivación de un futuro entregado al bien público.

 

 

CUBANOS EN TIMOR LESTE

 

Lucía González Pagés, otra de ellos:

 

Lucía en la “taza de oro”

 

 

 

 

 

       

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

    

  

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios

Zenia -

Amparo, es una certeza, la pedagogía del amor, aquella que predicaba el Maestro tiene sus grietas. ¡También he oído cada cosas en boca de algunos jóvenes maestros¡...
Creo que el "ambiente sonoro", incluidos hasta ciertos textos de canciones, conspira en tal sentido. Nuestros oídos se acostumbran a ciertos códigos que después nuestra lengua repite muchas veces sin darnos cuenta. El buenos días, el permiso y las gracias también están en falta.
Grosería ha pasado a ser sinónimo de moderno y parece que muchos aplican el refrán "A donde fueres has lo que vieres"... Tu blog es una tribuna en bien del lenguaje.
Gracias por dejar tu opinión por escrito. Un abrazo, Zenia

Amparo -

“La palabra es un don de la especie humana y ella se hizo para ser bien empleada. Un maestro debe serlo siempre, en el aula, en el barrio, en un lugar público y la primera carta de presentación es su lenguaje.

Cuán distantes están algunos maestros jóvenes de la ética del maestro, he oído a algunos decirle cada cosas a sus alumnos, y es algo triste, porque los alumnos imitan a sus maestros, y claro, si no respeta, llegará el momento en que no lo respeten. Por suerte, mis hijos y yo tuvimos excelentes maestros, ojalá pueda decir lo mismo de los de mis nietos en un futuro. Un abrazo