¿Pensar en los padres antes que en las madres?
Cultivar la mente, alimentar el alma.
No es gratuito que múltiples sitios en Internet especializados en salud propongan el optimismo como premisa para mantener una adecuada higiene mental, aún después de los eventos que más tensión generan en los seres humanos.
Se reconocen las ventajas que tienen los optimistas para retomar su sendero después de un revés.
Aseveran los especialistas que la propensión al optimismo se enseña desde las primeras frustraciones de los niños, explicándoles que son sólo eventos pasajeros y que con perseverancia y constancia pueden contribuir a cambiar el rumbo de las cosas.
Podemos los seres humanos regalarnos pequeñas dosis de alegrías, cápsulas de vida con detalles que nos gusten, y que desde luego, no sean tan caros.
Ver una película de nuestro agrado; disfrutar de un programa refrescante; abrir las puertas al amor; dejarse llevar por el yo interior; disfrutar y gozar, en el sentido estético de la palabra y no circunscrito al hedonismo, que es generalmente como más se emplean ambos verbos.
Cada quien, según su personalidad, experiencias, educación, gustos encuentra motivaciones y placer en disímiles circunstancias.
Sabemos de personas que hasta se regalan flores con la intención de alegrar una pequeña pieza del hogar.
Si a las formas para evitar la depresión se le dedica tanto tiempo, ello debe tener razones bien fundamentadas.
Esta noticia difundida por Juliet Morales, de la agencia Prensa Latina, subraya voces autorizadas en tal sentido.
Afirma la citada fuente que la salud mental paterna influye más en la de los hijos, principalmente varones, de lo que hasta ahora se creía.
Un estudio que publicó la revista médica británica The Lancet refiere que los hijos de hombres que padecen depresión presentan más probabilidades de sufrir ese problema que los de papás saludables, revelaron investigadores de la Universidad de Oxford en la publicación.
Tradicionalmente la salud materna era el centro de este tema sin embargo, la de los padres impacta más que lo que se había reconocido hasta ahora.
Los científicos piensan que los hijos hombres son más vulnerables que las mujeres a la depresión de los padres, pero desconocen por qué eso se produce.
Afirman los investigadores que en muchas culturas los padres tienen un papel activo en el cuidado de los hijos.
Si un padre se deprime durante las ocho primeras semanas de nacimiento del niño, ello incide en el incremento de entre un diez y un 20 por ciento de probabilidades de que el hijo desarrolle trastornos emocionales y de conducta con posterioridad.
Han investigado igualmente que aquellos adolescentes cuyos padres sufren depresión corren un riesgo más alto de padecerla y de tener conductas suicidas.
Estudios anteriores vinculan el alcoholismo paterno con el incremento de riesgos y trastornos de conducta entre los hijos.
Al leer esta información recordábamos otros artículos relacionados con el tema en los que se afirma que los hombres tienen mayor riesgo de padecer accidentes coronarios debido a que inhiben más la exteriorización de sus emociones.
Todo indica que la felicidad es un sentimiento interno.
¿Se puede ser feliz en la pobreza? ¿Sólo la riqueza aporta felicidad al ser humano?. Si la segunda respuesta fuera afirmativa, no habría tanta gente adinerada deprimida.
Las comodidades indiscutiblemente dan confort, facilitan la vida, relajan, pero el ser humano necesita satisfacer también otras hambres para sentirse útil, propiciador de buenas causas, aún cuando su existencia sea sencilla, sin la espectacularidad del almacenamiento de cosas.
Tal vez en ello tenga que ver el grado de ambición de cada individuo, necesario en dosis adecuadas; pero peligroso cuando rebasa los límites y no es contenible con ninguna ofrenda.
2 comentarios
Zenia -
Gracias Isván por dejar tu opinión.
Un abrazo y salud,
Zenia
Isván -
Yo creo que si, solo depende de lo que necesites para serlo. Hay personas que son felices con cosas sencillas pero profundas,
un beso grande.