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Cintio Vitier. Un martiano de raíz

Cintio Vitier. Un martiano de raíz

 

Al intelectual revolucionario que fue Cintio Vitier se le rindió un merecido tributo en su última despedida física a las entrañas de la tierra a la que tanto amó y a la cual siempre quiso entregar el embrujo  martiano.

Para muchos padres que acompañan a sus hijos en el tránsito por los diferentes niveles de enseñanza, Cintio Vitier llegó de una manera íntima, familiar, de la mano de los Cuadernos Martianos, esos en los que el Apóstol dibuja a Agramonte, Céspedes y otros grandes de la independencia isleña y los coloca sobre su cabalgadura muy cerca del estudiante.

La enseñanza problémica de la Historia de Cuba, no como repetición memorística, sino como viaje junto con los hombres que la hicieron y también padecieron conflictos y contradicciones, tiene en dichos cuadernos una luz que despeja las sombras.

El libro siempre hace más familiar a quienes viven en él o tras él. Cintio Vitier quiso que José Martí se hiciera más asequible a los jóvenes, pero también él se les hizo más cercano, a pesar de sus 88 años y de haber sido uno de los fundadores de la revista Orígenes, que dirigiera José Lezama Lima.

En sus últimos momentos de vida, Vitier recibió la visita del presidente Raúl Castro, según dijo en el sepelio el historiador de la ciudad, Eusebio Leal: “Un amigo inesperado llegó para tener el último detalle, para cuidarlo en el último momento a nombre de la Patria, el general presidente”.

En el sepelio estuvieron presentes los miembros del Buró Político Esteban Lazo, Ricardo Alarcón y Abel Prieto.

La poetisa Fina García Marruz, su compañera de siempre, asistió a la despedida de duelo junto a hijos y nietos, y numerosos intelectuales, quienes participaron en la Capilla de la Necrópolis capitalina, en la misa que ofreció en honor de Cintio Vitier, el Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana.

Fueron depositadas ofrendas florales del Comandante en Jefe Fidel Castro y del General de Ejército Raúl Castro, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros,  junto a las de numerosos escritores y artistas, familiares y amigos.

Al despedir el duelo, Leal señaló que Vitier se había convertido “en un caballero de las causas verdaderas, de los nobles empeños y de los sueños”. Pidió a  la intelectualidad cubana que “se inspire en su ejemplo, que tengamos su rectitud, su valentía, su decencia personal”.

Decenas de intelectuales pasaron por el velatorio, que se instaló en el Centro de Estudios Martianos.

Vitier nació en Cayo Hueso, Florida, en 1921, de padres cubanos y pronto vino a radicar a la isla. Muy joven se unió al grupo de Orígenes (Eliseo Diego, Ángel Gaztelu, Virgilio Piñera y Gastón Baquero, además de Lezama, entre otros). Su viuda, Fina García Marruz, es ahora una de las pocas sobrevivientes de la aquella publicación.

La obra de Vitier incluye los poemarios Vísperas (1953), Testimonios (1968) y Nupcias (1993). Entre su ensayística está la antología Diez poetas cubanos (1948) y Lo cubano en la poesía (1958).

Estamos

Estás
haciendo
cosas:
música,
chirimbolos de repuesto,
libros,
hospitales
pan,
días llenos de propósitos,
flotas,
vida,
con tan pocos materiales.
A veces
se diría
que no puedes llegar hasta mañana,
y de pronto
uno pregunta y sí,
hay cine,
apagones,
lámparas que resucitan,
calle mojada por la maravilla,
ojo del alba,
Juan
y cielo de regreso.
Hay cielo hacia delante.
Todo va saliendo más o menos
bien o mal o peor,
pero se llena el hueco,
se salta,
sigues,
estás haciendo
un esfuerzo conmovedor en tu pobreza,
pueblo mío,
y hasta horribles carnavales, y hasta
feas vidrieras, y hasta luna.
Repiten los programas,
no hay perfumes
(adoro esa repetición, ese perfume):
no hay, no hay, pero resulta que
hay.
Estás, quiero decir,
Estamos.

                 (Cintio Vitier) 

 

 

 

Más poemas suyos en:

http://amediavoz.com/vitier.htm

 

 

Foto de la AIN : José María Vitier, José Adrian Vitier y Amaury Pérez Vidal en el sepelio del destacado poeta cubano Cintio Vitier en la Necrópolis de Colón, en La Habana Fotos AIN.

Lecciones de Cintio

Abel Prieto • Villa Clara

Conozco muy poco de la labor de Cintio Vitier como profesor de la Escuela Normal para Maestros de La Habana y de esta propia universidad. Quiero, sin embargo, destacar en este elogio las lecciones que Cintio nos ha dejado y nos sigue dejando con su obra y con su presencia.

Una de esas lecciones de Cintio tiene que ver con la cubanía, con su devoción por lo cubano, con su afán de conocerlo y explicarlo, con el ejercicio consciente de la cubanía en su vida intelectual y en su vida personal. Guiado por el cubano mayor, se ha adentrado como pocos en los misterios de la nación, de su ser profundo, de su respiración y su cultura. Ha cavado en las capas geológicas más hondas de nuestro ser nacional; ha viajado hasta la edad más remota de esta su isla infinita y ha dialogado con cada uno de sus fundadores, con los más célebres y con los más humildes, y no ha traído nunca piezas muertas de arqueología. Ha vuelto una y otra vez con las manos llenas de vida palpitante y necesaria, y esa lección la debemos aprovechar; nuestros jóvenes investigadores deben desandar los caminos recorridos por Cintio con su mismo espíritu y facilitar la natural e imprescindible fecundación del presente por el pasado. El mejor ejemplo de esa relación pasado-presente se da en el vínculo insondable, hondísimo, sanguíneo, de Cintio con Martí. No es solo que conozca como pocos la obra del Maestro; no es solo que haya hecho aportes sustanciales a los estudios martianos; no es solo que conviva cotidianamente con el pensamiento y el ejemplo de Martí; es más que eso: Cintio ha asumido creadoramente el punto de vista martiano para ver la vida y la cultura y ha hecho suyo el sentido ético martiano, y Martí fluye como un componente básico en su mirada.

Pero esto no ocurre solo con respecto a Martí. En general, la relación de Cintio con el patrimonio literario cubano sorprende por su extraña intimidad: da la impresión de que no relee a Casal o a Zenea o a Juana Borrero, sino de que conversa con ellos en la madrugada, de que es visitado por ellos, como era visitado Martí por su amigo muerto. ¿Cómo explicar, si no, su defensa de Zenea? Ese abogado defensor que se alza desde el presente, lleno de indignación, lo hace, sí, por amor a la justicia; pero también por amor a secas. El poeta atrapado patéticamente en las tenazas de la Historia, y acusado por fiscales cejijuntos y crueles, no es una víctima en abstracto: es una víctima, sí, necesitada de ayuda, pero es también un amigo entrañable, un amigo caído en desgracia, y Cintio no abandona a los amigos caídos.

Esa lealtad a toda prueba se acompaña en Cintio de un sentido de la justicia estrictamente martiano. No solo defiende a los amigos caídos: muy a menudo se convierte en abogado secreto de personas lejanas que, de un modo u otro, han sido tratadas injustamente por estrechez de mente o por torpeza o por simple maldad…..

El artículo completo en:

http://www.lajiribilla.cu/2009/n439_10/439_10.html

 

 

 

 

Martí hablaba de relacionar capacidades intelectuales y facultades emocionales. Ver:  

 

http://www.bohemia.cubasi.cu/2009/09/09/opinion/honda.html 

 

 

 

 

 

 

 

 

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