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Lo gozamos y lo criticamos: el frío

Lo gozamos y lo criticamos: el frío

 

Dicen que los cubanos son criticones por excelencia, verdad verdadera como afirma Pancho, mi vecino, y que sin embargo se empeñan en negar “cubanólogos” que escriben y dan recetas a la isla desde todas las latitudes, aunque jamás la hayan visitado.

Quizás el hecho de ser una isla -vocablo poético, pero no real geográficamente, pues se trata de un archipiélago- despierta apetencias de conquista y reconquista pues los hay que no perdonan la rebeldía criolla subrayada en esa canción popular del grupo santiaguero Kola Loka “No me da mi gana americana”.   

Pero sí, esa dualidad parece difícil de entender. El cubano critica en todas partes, en la panadería, en el centro de trabajo, en el policlínico, para él todo es perfectible y mejorable.

Cuando aún no ha aparecido el primer capítulo de una telenovela, no importa cual, ya empiezan las críticas, que si fulanito está mal en tal papel, que si fulanita hace solo muequitas y no interioriza el personaje… Lo mismo ocurre con la pelota, que además del pasatiempo nacional debía llamarse la polémica nacional ya que siempre es fuente de criterios encontrados.

Y sí, además de solidarios y extrovertidos, lo cual no es un “estereotipo” al verse reflejado hasta en el uso de las manos como lenguaje, los cubanos son criticones. Ahí están los programas humorísticos para corroborarlo y lo son hasta con los asuntos más serios y engominados, como si la guasa viniera con la leche materna.

Detrás de todo hay una sonrisa, no siempre burlona, a veces es pícara, otras divertida o cómplice y siempre se refleja en la mirada.

 

El invierno no escapa tampoco de la dualidad de ser gozado y criticado. Las temperaturas alrededor de 20 grados en estos días ya provocan la exageración propia de los isleños. Salen de los escaparates las dos o tres “muditas” invernales, pues generalmente el país es un eterno verano de hombros, piernas y ombligos al sol.

Más de uno da un toque de actualidad a algún abrigo antiguo guardado desde la época de las tiendas de la amistad, estrena alguna prenda enviada desde el exterior por un familiar o amigo, o comprada en la red de tiendas de ropa reciclada, especialmente las populares chaquetas de mezclilla.

Pero el frío, recién iniciado, ya recibe las primeras críticas: “¿hasta cuándo bajará la temperatura?”, dicen unos, “yo no he lavado la colcha que pica y esto me ha tomado de sorpresa”, refieren otros.

En el invierno se dice que hay menos delitos y discusiones pues las pasiones también bajan con las temperaturas más frías, aunque las parejas se quieren más y buscan el calor del otro cuerpo para paliar la frialdad exterior a la que se está poco acostumbrado.

Cuba es un eterno verano, pero la verdad es que en estos días no es así, pero ello también tiene de positivo un cierto aire de mayor elegancia en el vestir ante el uso de atuendos como bufandas, estolas, mantas, y hasta los sacos en los hombres, costumbre poco practicada en el país, generalmente signado por el sofocante calor.    

 

 

 

    

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