Un primero de enero de 1959 se abrieron las esperanzas para aquellos que en Cuba ya las habían perdido: los campesinos analfabetos, los niños con el vientre lleno de parásitos, los negros que eran tratados como seres inferiores.
Pinar del Río, la más occidental de las provincias cubanas, era llamada la Cenicienta por su altísimo nivel de insalubridad, su bajo desarrollo y las pésimas condiciones en que vivía su población.
La poliomielitis hacía de las suyas y dejaba semi paralíticas a las personas.
Las familias de los terratenientes pasaban sus vacaciones en los Estados Unidos, tenían cuatro fotingos y hacían “obras de caridad” para regalarle ropa usada a los pobres y sentirse bien con dios alguna vez en la vida.
Mientras, en los campos, la inmensa mayoría vivía en bohíos, sin letrinas, dormían hasta ocho en un camastro sin colchón. Muchas familias tenían un niño muerto en su historia, y todos de enfermedades curables.
Las mujeres eran las criadas de toda su familia, sin instrucción y tratadas como seres inferiores.
Cuando todas esas personas conocieron que habría un cambio, ni lo pensaron, se enrolaron en él.
Así fue de diferente el Primero de Enero de 1959.
7 comentarios
nuvolaglia -
Hannah -
Un abrazo
Hannah
Hernán -
Chauu.....
Zuriñe -
Ivan -
Y personalmente Zenia, te deseo un feliz año nuevo, y que este 2006 esté lleno de alegría y amistad para tí y para tus seres queridos.
Panurgo -
Abrazos.
Tenesor -
Cada vez que comienza un año, aunque sea de manera simbólica, podemos proponernos cambiar. Me alegro de que el uno de enero de 1959 los cubanos se propusieran cambiar la historia; erradicar las enfermedades, el analfabetismo y otros tantos males curables que no interesaban a las clases gobernantes. Parece que así ha sido.
Para el próximo 2006, deberíamos conjurarnos para quitar las vendas de tantos ojos y seguir luchando contra falsimedia.
Un abrazo desde Canarias.
Saludos cariñosos.