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CEREZAS Y VINO

CEREZAS Y  VINO

Cerezas y vino

La humedad estalló en la noche

de cerezas y vino.

Neptuno

tùnica

y laureles

dibujò alas en el mar.

la espada de fuego

ascendiò pendientes

desde el talle del junco quebrado sobre el tálamo.

aves de fuego

se abrieron en el temblor hereje

corruptor del Mesìas

de vasos espirituales

y cigarras talismanes.

Hablò el profeta

para ovejas iletradas.

no entendieron su lengua

que no era hidalga

ni quijotesca

sublevada estaba de manzanas mordidas

en el centro de una tarde.

la serpiente erguida

subiò el junco- àrbol

hundièndose en pozo de miel hirviente.

miròla de reojo el cancerbero:

es hechizo o magia negra,

pero si es el que redimìa en la cruz.

se puede señor, se puede

ser lucifer alguna vez.

(Zenia, 15 sept- 2007)

10 comentarios

Zenia -

Caramba Isván, ¿còmo es posible que no te hayas decidido aùn?, ¿què dejaràs para los aprendices?
Ando con buena estrella en los ùltimos dìas. Te deseo igual suerte, de todo corazòn. Un fuerte abrazo

Isván -

No hay por quer Zenia, tú te lo mereces, te reitero tienes talento que debes desarollar.

Pues si, muchas veces he pensado publicar algún poema, pero nunca me he decidido, algún día de seguro publicaré algo.

suerte también para ti y un fuierte abrazo.

Zenia -

Isván, gracias por tus estimulantes palabras.
¿Por què no te embullas y publicas tus versos en tu blog?. Con tu camino andado bien que puedes, sobre todo con ese premio tan prestigioso.
Yo soy solo una aprendiz que de vez en vez, por alguna causa especial, deja a la luz sus emociones.

De Pèglez, què decirte, escribe como los àngeles, con esa, su dulzura de Mesìas,como aquì en su Caballo loco vuelve a soñarse:

Entonces yo sabía que las Paha Sapa, esas Negras Colinas de mis padres, eran un noble olvido del cielo sobre la tierra,
que eran centro de todos sus tentáculos,
y allá me iba a hablar con Wakantanka,
a pedirle visiones y soñarme más acá de la sombra,
hasta llegar al aire en que suelo ser hombre.
Entonces a mi espalda tenía atardeceres,
libélulas había en mis tobillos
y mis hombros cantaban al compás de la danza del potro.
Y todo se mecía de pronto a un solo tiempo,
el tiempo de la Luna cuando maduran las cerezas,
y la hierba se desviste de aguanieve.....

Suerte Isván.

Isván -

Pues Péglez tiene muchísima razón, toda la que le asiste como el mágnifico poeta que es. Así que adelante, sigue su consejo, que talento no te falta.

Le daré tu saludo a mi padre.
un beso y cuídate mucho.

Zenia -

Mis saludos Isván. Què bueno que le has encontrado algùn valor.
De vez en vez escribo alguno que otro, y se los enseño a pocas personas. A veces los coloco en el blog, como ahora, y encuentro el ánimo para seguirlo haciendo en personas gentiles como tù.
Mi buen Pèglez me está pidiendo que me dedique más en serio al mundo de la poesìa; pero debo vencer mis miedos de hormiga.
Gracias por tus palabras. Hasta pronto. Saludos a tu padre.

Isván -

Hermoso poema, el acto indicutiblemente erotico de la unión carnal bellamente relatado.

un beso Zenia, y felicidades por tan buen poema.

Zenia -

Poeta:Tu que conviertes las sensaciones en palabras, o que armonizas las palabras despues de las sensaciones, defines bien las fabulaciones del cuerpo y el alma.

Péglez -

La poesía, ya se sabe, no se expresa en el sentido recto de los términos, porque no va dirigida a la esfera del pensamiento, sino a la esfera de los sentimientos y las sensaciones. Este poema, de cariz evidentemente erótico, es bello, y su final creo que funciona muy bien con el clima que fue creando desde el comienzo. El poema no propone, por tanto, desde luego, santificar la maldad, sino que es un guiño cómplice que nos hace recordar que nuestros instintos primitivos, de inevitable presencia en la consumación carnal del amor, pueden (y debieran siempre) integrarse a la atmósfera de alta espiritualidad que debe presidir una relación amorosa. Algo así como un recordar aquello de que todos tenemos dentro nuestra ave y nuestra fiera, y que la integración armónica de ambos es posible, y deseable, en favor de la "condimentación" del acto amoroso. Perdonen la extensión. Péglez.

Zenia -

Vicente:Dios sabrá seguro perdonar.
Nunca es malo el amor.Que lo digan los poetas.