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LUZ EN LAS ROTURAS: TRAS LOS HURACANES EN CUBA

LUZ EN LAS ROTURAS: TRAS LOS HURACANES EN CUBA

La vegetación perdió su verde, las casas sus techos. Las industrias muestran sus esqueletos de hierro que se abren a la intemperie.

Pero en San Cristóbal, municipio a más de 70 kilómetros de la ciudad de Pinar del Río,  le gente poco a poco se repone del impacto cosiendo las roturas y brindando lo que tiene para ayudar a otros.

En los alrededores de la organización básica eléctrica del territorio un ir y venir de camiones con postes hacia zonas rurales, hace que los hombres parezcan abejas en sus colmenas.

Montaña adentro, en sitios como Rangel, Machuca y El Toro el curso escolar se reinició con múltiples alternativas y en locales como consultorios, las viviendas de los delegados del poder popular y de vecinos de cada comunidad.

CERCA DE LA BOMBONERA

En el barrio conocido como de la piscina, muy cerca del estadio llamado la bombonera, varias casas han sido convertidas en aulas, una de ellas es la de Magalys Corona Roselló, maestra de preescolar de la escuela Eliseo Noel Caamaño, quien se ha convertido en líder informal de su comunidad y embulló a otros vecinos para que dieran igual aporte.

“Todavía no había amanecido el día 31 cuando salí para ver en qué condiciones estaba la escuela. Al llegar vi que le faltaba el techo y que el agua corría por todas sus áreas. Yo traje antes para la casa los lápices, libros de dibujo, las libretas, y había dejado medios para juegos didácticos tapados con una lona que yo tenía desde la escuela al campo de mis hijos que ya tienen 19 y 20 años.

“Y ahora ya usted ve, les doy clases en mi casa. Adoro el trabajo con los niños, ellos son mi vida. A veces mis hijos se ponen un poco celosos y me dicen que yo dedico mucho tiempo a las cosas de la escuela”, afirma Magalys, quien para conversar con nosotros repartió unos juguetes a los niños con el objetivo de que se mantuvieran entretenidos unos minutos sin su presencia.

En la casa de al lado Rayda Ruz Febles sale de uno de sus cuartos, en el que se encontraba atareada. La sala de su casa fue convertida en aula. Decenas de niños de primer grado recibían allí sus clases en el momento de nuestra visita.

“Cuando supe que la escuela perdió su techo, me embullé con Magalys y brindé mi casa, tengo una sala grande en la que caben muchos niños, ya usted lo ve. Me pongo a coser y me olvido de que ellos están aquí, no me molestan para nada”, afirma con la naturalidad más grande del mundo.

Damaris, Zusnay y Rosaida han tenido igual gesto con los muchachos del barrio y ahora de sus casas salen coros de voces repitiendo fonemas y números.

ANTE SITUACIONES EXTREMAS

Miguelina Serra Díaz, directora de educación en San Cristóbal , reconoce la actitud de los trabajadores del sector quienes protegieron medios audiovisuales y otros costosos recursos existentes en las escuelas.

Igualmente destacó el gesto de  tantas personas que brindan sus viviendas para que sean convertidas provisionalmente en aulas, gracias a lo cual 1 039 alumnos, la mayoría de primaria, ya reiniciaron el curso escolar en 75 hogares que brindan su ayuda a 33 escuelas del municipio.

Delfina Daysi Hernández Pérez, quien vive cerca de la organización básica eléctrica del territorio, también protagonizó uno de esos gestos altruistas. Ella es auxiliar de limpieza en la escuelita Manolo Ortega, y convirtió su terraza en aula para 14 niños de tercer grado durante las mañanas, y una cifra similar de tercero durante las tardes.

A la propia maestra de segundo grado, Martha Padrón Rodríguez, El huracán Gustav le arrancó  dos ventanales de su apartamento. Y ella está en su puesto, con sus niños, ayudando así a que las demás familias puedan incorporarse a la recuperación.

Juan Domínguez Miranda, presidente del gobierno en el municipio, destaca la actitud mantenida por los residentes en el territorio y la forma en la que respondieron ante el azote de dos huracanes, no solo los trabajadores de educación, también los de salud pública, sobresaliendo entre estos últimos los del hospital Comandante Pinares, quienes bajo las ráfagas se mantuvieron prestando la atención requerida a los ingresados, en una edificación en la que predominan los cristales, muchos de los cuales explotaron, por lo que tuvieron que evacuar a los enfermos de unos locales a otros.  

 

Foto: Daniel Mitjans: Hasta en las casas convertidas en aulas los niños forman, cantan el himno y saludan la bandera. La identidad nacional se defiende en cualquier situación. Más de 560 escuelas de la provincia de Pinar del Río fueron afectadas por los huracanes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

5 comentarios

jordan 12 -

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Amparo -

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