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Muelas cordales: Sociedad

Muelas cordales: Sociedad

El titular podría hacer pensar que escribiremos acerca de ese importantísimo lugar de nuestro rostro capaz de enseñar bellas perlas, o restos desafiantes de la vida: la boca.

No, no se trata de las muelas llamadas del juicio porque son las últimas en aparecer y  generalmente lo hacen entre los 16 y los 20 años.

Abordaremos  una terminología que desde hace algún tiempo se ha puesto de moda entre los jóvenes, algunos de los cuales catalogan como muela cualquier contenido relacionado con la historia, la sociedad y la cultura.

Quizás el comienzo de tal apodo quiso cuestionar a oradores  esquemáticos, sin creatividad y carentes de atractivos en sus argumentos y giros expresivos. Se acepta en tal caso, pues es sabido que semejante arte es dominado por pocos mortales.

Con el tiempo la palabra muela se ha amplificado sobre todo en la comunidad estudiantil restándole méritos a temáticas como Economía Política, Filosofía, Historia…..y otras especializadas que recorren el pensamiento universal del hombre en el largo camino del desarrollo de la humanidad.

La economía y la política han marcado desde sus inicios el avance de la civilización, desde las etapas más remotas hasta nuestros días, todas determinadas por guerras de conquista.

¿Cómo podría un joven de 16 años entender el mundo sin conocer de ese devenir histórico? ¿De qué forma encontraría claves en el pasado que le permitan navegar en la gran pecera que significa el presente?

La proliferación de tecnócratas solo sumidos en el mundo de la tecnología y carentes de elementales conocimientos humanísticos es un riesgo de hoy.

De los vocablos griegos tecno (técnica) y Krata (fuerza) se deriva el término tecnócrata. Tecnocracia significa literalmente gobierno de los técnicos, que pueden ser especialistas en alguna materia económica, relacionada con la administración y otras afines, por encima de elementos ideológicos, políticos y sociales.

 

Los propios antecedentes de la nación cubana se asientan en el primer texto literario escrito en Cuba hace 400 años: Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, una crónica rimada en la que se incluyen sonetos.

La naturaleza isleña y la presencia en el país de españoles, criollos de ascendencia europea y africana, indios, esclavos, y toda una amalgama de contrastes están en esa obra, pieza obligada para el estudio de la nacionalidad cubana.

¿Por qué vías se puede conocer la huella de la explotación de unos hombres por otros sino mediante el estudio de la historia, de los imperios, de sus ascensos y decadencias?

Ser cultos es el único modo de ser libres, afirmó el poeta, y llevado a la práctica se traduce en las sugerencias de un antiguo profesor universitario: jamás se acuesten sin leer aunque sea tres páginas de un libro, una revista, un periódico.

Ni siquiera se puede profundizar en temas puramente científicos si antes no se adquirió el hábito de la lectura, de la búsqueda y el conocimiento.

La tontería farandulera que no profundiza en causas y  consencuencias de los fenómenos invaden los caminos que encuentran los jóvenes en el mundo actual: Que si la esposa de tal actor se compró un diamante de tantos miles de dólares, que si fulanita de tal llevaba un vestido con diamantes incrustados… de todo eso sobra y es lo que impacta y atrae el interés.

Una nación tercermundista está prácticamente obligada a desandar rumbos de mayor sentido común, austeridad y pertenencia, no por nacionalismo dogmático; sino por la esencia de la misma vida signada por la insularidad.

Para levantar grandeza a pesar de la pequeñez geográfica hace falta la cultura humanista, no por gusto todas las carreras universitarias deben hacer el examen de Historia de Cuba, o de la patria, como también se le llama.

No olvidar que a un gran científico cubano: Carlos J. Finlay le quisieron escamotear el descubrimiento del agente trasmisor de la fiebre amarilla. Toda  una campaña propagandística mantuvo la duda durante un tiempo, hasta que la verdad salió a la luz

Hasta para explicar y exponer razones de esta o aquella naturaleza es necesario argumentar y presentar las ideas con coherencia.

En los tiempos que corren se requiere cada vez más lecturas, capacitación y actualización hasta en materias cronológicamente  jóvenes, como es el caso de la Semiótica, que entronca con contenidos de  filosofía, fenomenología, psicología, etnología, antropología, sociología, y  lingüística, por solo citar algunos.

Tildar de muela contenidos de ese tipo es prácticamente encerrarse en el mundo del subdesarrollo y la negación de que el hombre es el centro de todos los procesos y el hilo conductor fundamental.

Algo se hace para derribar las descalificaciones a las ciencias humanísticas. Ahí están programas educativos como Encuentro con Clío y la Neurona intranquila demostrando la sabiduría profética: “Solo si sabe se puede divisar el bien”.

 

 

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