Elpidio Valdés y la cubanía
Entre tantos libros, símbolos y códigos que hablen de lo cubano, sobre todo en el último siglo, hay un personaje que se ha robado el corazón de los niños de diferentes generaciones. Elpidio Valdés.
Quizás los académicos no tienen en cuenta los parlamentos de este personaje, patriota, valiente, cubanísimo, anticolonialista, en las explicaciones de identidad nacional y cubanía.
La ínsula tiene un Elpidio Valdés que habla el lenguaje de los isleños y se comporta como un nacido en Cuba, impetuoso, valiente y decidido.
Es un referente frente al Pato Donald, quien disfrazado de turista o explorador se contrapone a aquellos que no tienen la piel blanca, no son humanos sino seres extraños, a quienes se los debe contemplar desde lo alto de una escalera.
No es casual que Elpidio Valdés sea uno de los personajes más populares que representan la cubanía.
Elpidio Valdés fue creado por el padre de la animación cubana, Juan Padrón, y representa a un mambí (patriota campesino) que lucha en el siglo XIX como integrante del Ejército Libertador Cubano.
Tan cubanos como Elpidio Valdés son el mojito, la Guantanamera y otros símbolos isleños que llevan los cubanos consigo a cualquier parte del mundo donde se encuentren, como quien lleva un amuleto que les da suerte y les asegura cuán alta es su autoestima.
Leyendo hace poco varios libros de historietas para niños pensábamos en el significado que tienen estos personajes en la vida adulta de cualquier persona, a propósito de la repetición en la televisión de un antiguo animado argentino: Dibu.
La dulzura de cada personaje, el papel que cada uno desempeña en la familia, al punto, de que aún en la adultez no podemos menos que dar una mirada a la pantalla cuando escuchamos esas voces que nos susurran al oído.
Qué maravilla escondida habita en las historietas que persiguen nuestros hijos en la infancia y que recuerdan con ternura años después, como todo buen recuerdo en nuestras vidas, hechas de trozos de ilusión y paz.
0 comentarios