Llevaré a Colombia la experiencia de Cuba
La forma en que se levanta la esperanza desde el arte en Cuba y se sanan las heridas es un hecho del que se admiran desde el primer momento los extranjeros que visitan la isla.
¿Cómo en una zona recientemente azotada por huracanes la gente ríe, canta o baila al presenciar un espectáculo cultural?.
A estas paradojas se enfrentaron desde el primer momento los numerosos artistas que integrados en brigadas levantaron alas por toda la nación, incluso hasta en los más apartados rincones en los que anteriormente no se aprovechaban las potencialidades de una comunidad.
Pintores, músicos, actores, escritores han confesado su asombro al ver tanta espiritualidad en el alma de la gente, sí, esa que ayuda a llenar vacíos en la existencia.
Por estos días recordábamos las palabras de la escritora pinareña Nersys Felipe (Cuentos de Guane, Román Elé, Maísa), dos veces Premio Casa de las Américas, cuando afirmó en una entrevista que hasta en las guerras puede llegar algún alivio a los niños si tienen cerca un buen cuentero.
Hace varios años en las montañas de San Cristóbal visitamos una escuelita en las montañas en la que dos de sus cinco alumnos nunca habían visto el mar, sólo a través de los libros, esos globos fantásticos que permiten la fabulación hasta en el más apartado paraje isleño.
Los libros caminan y hacen caminar. La cultura alimenta la fuerza interior.
No es casual entonces que la periodista colombiana Catalina Gómez Ángel nos declarara en el Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz, en la ciudad de Pinar del Río, que a su regreso a Colombia compartiría la experiencia vivida en Los Palacios, donde disfrutó de un espectáculo cultural íntegramente protagonizado por instructores de arte de la más occidental de las provincias.
Y son capaces las gentes de esta isla, de esta “etnia”, como les llamó un analista, de crear nuevos senderos y descubrir claves inéditas que alimentan su autoestima y les mantienen la hidalguía.
Mozart entre la tos y la fiebre
escribía su gran misa
mientras por las calles de Viena
un encapuchado de sonrisa sarcástica
se frotaba las manos.
Yo lo he visto entrar por la ventana
rondar mi lecho
acabar con el sosiego
cuando la noche se convierte
en el peor de los enemigos.
¡Qué difícil escapar entonces de ese
que se frota las manos por las calles de Viena
mientras Mozart
entre la tos y la fiebre
escribe¡
(Felipe Arroyo González, Pinar del Río, 1955)
2 comentarios
Zenia -
En esta ciudad del extremo occidental cubano la temperatura es agradable, fresca.
Gracias por dejar comentario.
El Peregrino -
Saludos desde la fría y andina Bogotá y felicitaciones por el blog.