La vivienda en Cuba
La construcción de viviendas en Cuba, fundamentalmente en las provincias más dañadas por los huracanes, es una empresa gigante que no puede acometer sola la gran industria. Las fábricas locales son indispensables para reparar los perjuicios.
El siguiente reportaje aborda el asunto:
Industria local de materiales de la construcción, una solución para la vivienda
Por: Marianela Martín, Zenia Regalado, Héctor Carballo y Juan Morales
Correo: digital@jrebelde.cip.cu
01 de marzo de 2009 00:27:18 GMT
El tremendo desafío constructivo del país no podrá enfrentarse sin desatar con audacia la iniciativa local
«Hay teóricos que dicen que es más importante y económico producir en las grandes plantas a escala, que producir localmente. Aseguran que a gran escala los costos energéticos y de cemento son menores».
Rafael Soler Deschapells, vicetitular del Ministerio de la Construcción, tiene motivos para afirmar que la sentencia del inicio no es más que una verdad entre comillas.
«Quizá tengan fundamento cuando se ve aislada la producción del elemento, sin asociarlo a lo que se debe invertir para garantizar las materias primas y transportación».
La verdad es que, como el personaje de cierta novela cubana, no pocos asumieron que los ladrillos «milagrosos» debían caerles del «cielo».
Tal vez la razón está en que venimos de un modelo de construcción, que duró desde 1959 hasta los 90, donde se concebía la producción masiva de materiales y viviendas a partir de grandes capacidades de producción en todo el país. El paradigma descansaba sobre los hombros de una industria de prefabricación capaz de elaborar módulos con alta productividad.
Solo que ese modelo sufrió durante el período especial, cuando de la noche a la mañana desaparecieron la disponibilidad energética y de transporte, reconoce el Doctor en Ciencias Ingenieras José Fernando Martirena, en su tesis sobre la producción de ecomateriales para la construcción de viviendas como vía de descentralización. Desde el momento en que se reiniciaron los reajustes estructurales de nuestra economía, tras la caída del llamado socialismo real, Cuba intenta encontrar el equilibrio entre lo centralizado y lo local, también en materia constructiva.
Este diario recorrió no pocos espacios del país tratando de encontrar el justo medio de ese equilibrio. Tras conversar con obreros y técnicos del sector y representantes gubernamentales en la base, la conclusión parece ser que el tremendo desafío constructivo del país no podrá enfrentarse sin desatar con audacia la iniciativa local.
El balance local de materiales de construcción es la suma de la industria del MICONS y la industria local, subordinada al Poder Popular.
Existen municipios como Mantua, en Pinar del Río; Nueva Paz, en La Habana; Jatibonico, en Sancti Spíritus, y Segundo Frente, en Santiago de Cuba, entre otros, que han sido ejemplo en la producción local durante estos últimos años. Allí el peso de los recursos que se han tenido para los planes de vivienda tienen un respaldo local, y la participación popular es decisiva.
«Desarrollar la industria local entraña un proceso que en los últimos tres años ha dado pasos importantes. No soñemos que la situación de esta industria, descapitalizada años atrás, podemos cambiarla de un año para otro, pero hay resultados y lo más importante son las decisiones que se han tomado para revivirla. Hay una percepción de la necesidad de revitalizarla», opinó el Viceministro.
Claro que no todo depende del esfuerzo y la voluntad de los colectivos, pues factores financieros y de aseguramiento han sido las principales limitaciones. Bien lo saben los trabajadores del Módulo Productivo de Bejucal, en La Habana, quienes el año pasado produjeron 30 000 bloques, pese a irregularidades con el suministro de áridos y cemento. Al referirse al equivalente de esa producción la cuenta es clara: «Con esa cantidad pudieron rehabilitarse cerca de 75 casas, si todos se hubieran dedicado a ese destino».
La señal de urgencia ha sido captada en La Habana. Las deudas con la vivienda hacen ver en la industria local otra importante solución para restañar daños causados por los ciclones y rehabilitar y construir nuevos inmuebles.
Con una cifra que supera los 160 000 CUC, destinados a desarrollar la industria local de producción de materiales durante dos años consecutivos, los habaneros produjeron 120 000 bloques más que antes de esa inversión. También en Güines fabricaron 20 viviendas Sandino por encima de las tributadas anteriormente y aspiran a producir 60 cada mes.
Ricardo Concepción, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial (CAP) de La Habana, explica que hace cinco años los habaneros comenzaron un programa con el MICONS de donde se derivaron 32 acuerdos con varios frentes que se han ido consolidando.
Antes este territorio, explicó Concepción, no se abastecía ni siquiera de bloques para sus obras. A partir de ahí se hizo una inversión grande en la producción de elementos de pared. Se pusieron dos máquinas modernas para hacer bloques en Artemisa y Güines. Además, en el primero de esos municipios montaron una fábrica de baldosas.
Voluntad y tecnología
En la búsqueda de los hilos de la larga madeja que envuelve el sistema de la vivienda nos sorprendió una modernísima bomba de inyección de hormigón, de esas que solo se ven en documentales. Acababan de ubicarla en la Unidad Empresarial de Base Gran Panel 70, en las afueras de la ciudad de Pinar del Río.
Con esta tecnología, que costó 110 000 dólares, aplicada también en Camagüey y Las Tunas, no se necesita ni grúa ni hombres, solo una manguera que vierte dicho producto como si fuera agua. Con la técnica Gran Panel 70 que se aplica en la citada instalación se fabrican cimentación, paneles y losas de entrepisos. En el presente año la entidad prevé alcanzar un equivalente a 188 viviendas.
Orestes Núñez, ingeniero y director de desarrollo del Grupo Empresarial del MICONS en Pinar del Río, significó que ya se acomete la edificación de 11 asentamientos poblacionales en los municipios de San Cristóbal, Consolación, San Juan, San Luis y Mantua, en cuatro de los cuales se efectúa el movimiento de tierra.
En estos se construirán unas 2 000 viviendas de mampostería y cubierta pesada (de placa u otros materiales resistentes). Se prevé que unos 4 000 constructores agrupados en brigadas de 200 hombres —en proceso de conformación— ejecuten los 11 asentamientos, la mayoría de esos con módulos de dos o más plantas para aprovechar espacio.
En Vueltabajo el 70 por ciento del plan de viviendas para 2009 será de techos sólidos. Unas 3 600 cubiertas deben ser fundidas con poliestireno expandido y de esas están concluidas 200, informaron fuentes del Gobierno en la provincia.
Adalberto Pérez Blanco, director de otra unidad empresarial de base pinareña, la Kilo Cinco, en el kilómetro de igual número en la carretera a Luis Lazo y perteneciente al MICONS, comentó que ellos fabrican las cubiertas y la industria local las paredes. …
Dicho de una manera tan simple, parece fácil, pero allí la brigada de mantenimiento libra una batalla constante para remendar las roturas de sus viejos medios, entre estos una grúa que ya tiene 30 años de explotación.
La capacidad instalada de la empresa es de 200 de esas edificaciones al año, aunque están a la espera de dos módulos de moldes metálicos nuevos para lograr 340 viviendas anualmente.
Los perjuicios provocados por los huracanes en Pinar del Río colocaron la varilla bien alto al sistema de la vivienda en los ocho municipios dañados, al punto de que el plan del año es de 6 023, de las cuales 5 500 corresponden a derrumbes totales.
La industria de materiales no puede por sí sola dar respuesta a tamaña labor; por ello la producción local ajusta su engranaje en la fabricación de bloques de hormigón, que llegaron a 242 000 en enero. Los entendidos confían en que paulatinamente se puedan sobrepasar los 300 000 mensuales.
Esa aspiración la ensombrece el déficit en la transportación de áridos para esos fines, aunque para facilitar su traslado se crearon desde diciembre bases municipales de transporte, las cuales tienen dos prioridades: la canasta básica y la vivienda.
El tejar Rafael Ferro tiene 52 años de explotación. Pertenece a la Empresa de Materiales Siete del MICONS y mensualmente fabrica 5 000 ladrillos de barro macizo y de huecos, cifra equivalente a 20 viviendas, aunque no solo se destinan a este fin. Esta instalación se rehabilitó y el pasado mes cumplió su plan. El barro se extrae de un yacimiento distante seis kilómetros, en un sitio llamado La Ceniza. Existe otro tejar en el kilómetro 5 de la carretera a La Coloma, perteneciente a la industria local, pero está parado desde hace dos años por múltiples dificultades.
La reactivación de estas áreas es una necesidad. A la Empresa de Materiales pertenecen cuatro tejares que ya fabrican conexiones de barro destinadas a viviendas, losas de piso, ladrillos estándar y tejas, en algunos casos.
Reportaje completo en:
0 comentarios