Cuatro mujeres del Apocalipsis
En la recién finalizada XVIII Feria del Libro en Pinar del Río la escritora Marilyn Bobes precisaba a la prensa sus criterios respecto al término literatura femenina.
Para ella ya la obra literaria de la mujer en Cuba ganó el derecho a salir del estrecho marco de literatura femenina, pues la literatura es una sola.
Otra escritora, la decimista María de las Nieves Morales, quien a los
cinco años escribió sus dos primeras cuartetas – leer Noticias-
refería recientemente en un espacio informal que tampoco compartía
la tendencia a acuñar la frase literatura femenina.
Los neófitos en el tema lo que más podemos hacer es asomarnos
a ese interesante mundo de la cultura nacional, que en el caso de la
décima, la estrofa nacional, está emparentado con las más
auténticas tradiciones, no sólo en el campo del repentismo, también
en lo escritural.
El ocho de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, en
Cuba se mantiene esa tradición. Con motivo de la fecha compartimos
estos fragmentos tomados de revistas especializadas:
CUATRO MUJERES DEL APOCALIPSIS
Pablo Rigal Collado
A propósito de un 8 de marzo que no sé si leeré y un 18 de febrero leyendo cuentos de Espacios en la Isla, antología de narrativa escrita por mujeres, preparada por Marilyn Bobes y publicada en la Colección 50 Aniversario de la Editorial Letras Cubanas.
Quiero empezar estas notas parodiando el comienzo que da Mariela Varona a su cuento “Los asesinos”:
Me acaban de matar cuatro mujeres. Todavía las veo, por qué me mataron con golpes de lectura y en la penumbra brillan mucho más que en la luz. Aunque hablen bajo, aunque no hablen, las seguiré escuchando durante mucho tiempo.
Ese fue el primero que leí, escogido al azar y luego seguí buscando el tipo de relato que me causara el mismo desasosiego, la mismas ganas de seguir jugando a que las historias no son de este mundo sino de otro que solo existe en la imaginación de las autoras. Desasosiego porque me hacen pensar hasta que la cabeza me revienta, o me hacen admirarlas- envidiarlas por la buena escritura, porque el lenguaje les viene con categoría cinco como los ciclones más temibles.
La segunda lectura transcurre en una Parada. Después de ser un muerto equivocado tenía que llegar a una lugar con menos inquietudes. Nada mejor que la lucidez de una parada de ómnibus que no llegan, que no pueden llegar porque lo que se anuncia en el cuento de Diana Fernández son números, las guaguas solo son objetos y sus nombres están saltando desde el cartel y me acompañan en mi recorrido. Absurdo, lucidez, absurdo, lucidez. El absurdo es el camino para llegar a la lucidez, así me lo hace sentir esta segunda mujer del Apocalipsis, con su “Compañía urbana en la noche”. De pronto dejode hojear y voy a la pagina 172, caminé mucho más que el personaje de Diana, de la 110 a la 172, no sé si son rutas de ómnibus o páginas o las dos cosas, esta vez voy a una dirección conocida. He caminado esa calle Ana Lidia Vega en otras geografías, en Bad Painting la vi por primera vez. Entro en su cuento “Misericordia”. Mima abre la puerta desde su silla de ruedas, ¿o fue Ester?, minusválida también pero de sueños, o es la mujer que segrega sus rabias reprimidas en una misericordia que nadie puede tener con ella. Me voy no vaya a ser que regresen el Mulo y Piragua a matarme de nuevo. Salgo asustado-asombrado del apartamento, bajo las escaleras del edificio pero tengo miedo de que me den las bolitas de pasta de chorizo, es otra manera de morir.
Se apodera de mí un temor casi místico que me lleva hasta la página 112, es un salto atrás, mucho más atrás de lo que parece, hasta un tiempo sin tiempo que espero me aleje de las grises construcciones de Alamar. Gina Picard parece venir en mi ayuda con “El druida”. Viste o escribe como un abad, pero es mas alta o me parece alta. Se desdibuja entre la vejez de esos “seres perversos, adoradores de ídolos” y la juventud de Ainnle. Pasé de Alamar, la ciudad monótona y familiar, al pueblo Daanan donde viven los magos y guerreros irlandeses. Esperaba un poco de fuga, pero debajo de las túnicas pude sospechar la bata sudada de la protagonista de “Misericordia”, o el pantalón recortado con que Mariela Varona viste a Piragua en “Los asesinos”. Quizás los números que saltan desde la parada en el relato de Diana Fernández sean “los versos sagrados de Amorgen el Bardo”
Los hombres y las mujeres alardeaban desde estas cuatro voces con sus angustias ancestrales del siglo XIII o del siglo XXI. Eran gestos y palabras diferentes, historias diferentes, pero las escritoras que seguía oyendo me revelaban una avanzada de las amazonas reunidas por Marilyn Bobes bajo el título de Espacios en la Isla. Todavía Olga Marta Pérez, dice en su prólogo que “la literatura escrita por mujeres ganó un espacio reconocido en el corpus literario de la nación”. Creo que es insuficiente, creo que ganaron El Espacio, el de la isla y los espacios intangibles del imaginario de la nación. Estas son solo cuatro de las mujeres del Apocalipsis, “demiurgas” porque son escritoras al fin.
El artículo completo en:
Tomado de:
http://www.cubaliteraria.com/delacuba/ficha.php?Id=6231
MUJERES DECIMISTAS.
SOBRE EL AUGE DE LOS DECIMARIOS FEMENINOS EN CUBA
Mayra Hernández Menéndez
Quizá a algunos les parezca recurrente insistir en el tema del discurso femenino en la décima, pero no se trata de llover sobre lo mojado, pues en esta ocasión el objetivo es dar a conocer (y reconocer) el avance que ha habido en este sentido.
Para demostrarlo --y aunque me resulta difícil, no me queda otra opción que hacerlo, para tomar un punto de referencia--, debo remitirme a mi libro de ensayo Hombres necios que acusáis... Estudio sobre el discurso femenino en la décima en Cuba , publicado por la Editorial Oriente, en el 2001.
Justamente, por el año en que salió este volumen, se comprenderá que tuve que culminar la investigación en 1999, aunque en el proceso de edición tuve la oportunidad de incluir breves datos más actualizados, pero sólo hasta el comienzo del 2000.
Con posterioridad, y para suerte de las poetisas-decimistas, ese panorama --como dije al inicio de estas líneas-- ha tenido un cambio, tal vez no tan trascendental como debiera ser, pero sin dudas muy significativo y esperanzador, que augura nuevos logros.
Es cierto que todavía subsisten reservas --por llamarlo de algún modo-- con respecto a la propia estrofa en tanto poesía (y esto no atañe sólo a las creadoras, sino también alcanza a sus colegas masculinos), y sólo se han visto, hasta ahora, resultados positivos en las Editoriales provinciales, las que en mayor medida han publicados decimarios femeninos.
A finales de la década del 70 del pasado siglo, sólo se dio a conocer el ya clásico Tú eres mañana , de Carilda Oliver Labra (en 1979). Ya entre los años 80 y 90 se vislumbra cierta mejoría.
Son precisamente cinco poetisas de La Habana --una provincia pródiga en buenos decimistas--, en particular de Jaruco, San Antonio de los Baños, Güines y Madruga, y ya conocidas por sus desempeños literarios en esta estrofa, las que nos entregan sus versos impresos en forma de libros o plaquettes .
Todo el artículo en:
http://www.esquife.cult.cu/revista/54/08.htm
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