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Desde Honduras una cubana

Desde Honduras una cubana

Pinar del Río: Silvia Alonso está en Tegucigalpa, Honduras,

desde hace siete meses como parte de la misión médica

cubana en esa nación. Es master en enfermería. Su Esposo,

el doctor Reinaldo Menéndez García, se encuentra en

Venezuela, como jefe del centro de genética médica.

Ellos, sus dos hijos que se encuentran en Cuba, el padre de

Reinaldo y el resto de la familia han establecido a través

del correo electrónico y el teléfono un puente que va de

Honduras a Venezuela y regresa a Cuba.

 

 

El hijo de ambos, Reinaldo Javier, de 20 años,  escribió a

sus padres el día 28 un mensaje diciéndoles que no se

preocuparan, que otros familiares y amigos estaban al tanto

de ellos y les brindaban su apoyo en momentos de tensión.

Reinaldo Javier es estudiante de segundo año de

Telecomunicaciones. Al concluir la discusión de la tesis de

grado de Rafael Ernesto, su cuñado confesó a los reporteros: “Había leído que Zelaya convocaría a una consulta popular, pensé que todo seguiría tranquilo, pero cuando supe del golpe de estado no sentí preocupación porque sé que el gobierno cubano da la mayor protección a los colaboradores que cumplen misiones.

“Mi mamá estaba en Tegucigalpa sin corriente el día del golpe militar, y mi papá nos mandaba un correo cada una hora desde Venezuela, así nos informaba y nos tranquilizaba.

 

 

“Decenas de personas de todas partes nos llamaron cuando escucharon las noticias. Más de 50 amistades de mi mamá, que tiene diez hermanos y una larga familia en San Juan y Martínez. Todos nos daban ánimo”.

Sandra, la hija de Reinaldo y Silvia, graduada de Ingeniería Informática en la UCI y quien trabaja en la Universidad Hermanos Saíz, recuerda el primer sobresalto .

“El domingo me llamó mi hermano. Él vive en casa de la jubilada Julia Porra, una amiga de la familia, vecina de nosotros en el Calero y que siempre ha sido como una tutora cada vez que mis padres debían estar en un evento. Lee el correo, me dijo él. Era un mensaje de mi papá contando todo sobre el golpe y dándonos confianza al decirnos que había hablado con mamá y que estaba bien.

“Me puse muy nerviosa, pero al hablar después unos segundos con ella, al escuchar su voz, me calmé”.

¿Pudieron conversar ese domingo con Silvia?

“Ella compró una tarjeta, son costosas. Las más caras duran dos minutos de conversación y cuestan 50 lempiras. Tenía poca carga en el celular y muy rápido nos dijo: estoy bien, no se preocupen.

“Tenemos que agradecer la atención de los compañeros de Colaboración en la dirección provincial de Salud Pública, a la doctora Mery en especial. También a la Facultad de Ciencias Médicas que facilitó un doble anclaje para la comunicación, uno en casa de Julia, donde vive mi hermano, y otro en casa de mis padres, donde vivo yo.

“Tenemos mucho apoyo. Nos llamó de un pre de Sandino una jovencita que vive en Babineyes y tiene una enfermedad genética muy poco común, no recuerdo el nombre. Es paciente de mi papá”.  

 

 

EL SUEGRO PADRE

Reinaldo Menéndez Marín, el suegro de Silvia, jubilado y quien fuera fundador de la CPA Bienvenido Rabido, de San Juan y Martínez- aunque ahora vive en Pinar- es un tronco de raíces profundas. No sin emocionarse confiesa:

“Estoy muy orgulloso de mi hija nuera Silvia. Mi hijo Reinaldo y ella  son novios desde que tenían once años. La familia de Silvia es de Trujillo. Sus padres murieron y yo he sido para ella como otro padre.

“Una vez al mes nos reunimos las dos familias, que ya somos una, en San Juan. Aquí en Pinar, compartimos todos en una casa y otras veces en otra, incluida la de mi hija, la ingeniera Grisel que hoy está en La Habana y por eso no vino a la discusión de la tesis . Estamos unidos, tranquilos y bien atendidos”.

En un momento difícil para esta numerosa familia ella se mantiene unida y pudo reponerse a una noticia negativa que les llegó poco antes de una celebración.

Pero aquí están, calmados, seguros.

Las casualidades no están escritas. La tesis que mencionamos y que obtuvo la máxima puntuación, además de que puede ser aplicada en organismos y empresas, trata sobre un sistema de gestión y conformación de servidores de correo electrónico, precisamente la herramienta que ha permitido que esta familia distribuida en tres países diferentes se mantenga informada y unida.

Silvia impartía la docencia médica en la licenciatura en enfermería en un hospital de Tegucigalpa.

 

 

Sólo sabía de golpes de estado por lo que había leído y visto en la televisión.

El acto de enseñar fue roto por militares pro fascistas. Ojalá que pronto se restablezca la paz.

En los correos que envía a Colaboración Médica después del golpe en Honduras ratifica lo unidos que se encuentran y la disciplina que mantienen los 11 cubanos –seis de ellos pinareños- que ella dirige como jefa de la casa de Morazán, y su confianza en las orientaciones del Estado Cubano.

Imagen: Los hijos de Silvia y Reinaldo; Julia y "el suegro padre" en la Universidad Hermanos Saíz.  

Billy Joya, de asesino prófugo a gobernante por la "nueva paz hondureña". (pinchar aquí)

 

 

Más sobre el golpe militar en Honduras en:

 

http://www.hondurasgolpeada.net/

 

 

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