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Tesoro visible

Tesoro visible

 

 

 

La imagen matutina de cientos de niños rumbo a sus escuelas con su uniforme y mochila, libres, se hace tan común que casi ni lo notamos, pero hay que mirar esa realidad que es uno de los actos más justicieros que puedan existir.

Si se compara con lo que ocurre en otras latitudes lo que nos devolvería el espejo tendría un mayor impacto en nosotros y la imagen de nuestros pequeños vecinos se agrandaría al verles subir y bajar con sus libros o enrolados en los juegos cotidianos al final de la tarde.

Las cifras son escalofriantes  unos 40 millones de menores trabajan en fábricas, en la agricultura, la minería y como vendedores ambulantes debido al atraso económico de sus países.

Una buena parte de ellos son llevados desde el campo a las ciudades para ser vendidos como trabajadores domésticos. Es uno de los hechos que más impactan a los colaboradores cubanos que cumplen misión en otros países y ello les lleva a pensar en la infancia cubana protegida a pesar de las dificultades económicas, incluso y con tesón permanente a los menores que tienen necesidades educativas especiales.

A ninguno de ellos les faltará un maestro, quienes en esos casos van a los propios hogares a impartirles las clases.

Son lo niños como pequeñas mariposas que una no imagina fuera de su escuela o de la seguridad de sus retozos.

Las manos extendidas y los ojos con la inocencia perdida realizando trabajos de riesgo como la exposición al polvo y al plumón en las fábricas textiles asombran desde esta geografía insular, que a pesar de la crisis económica mundial les vacuna contra 13 enfermedades y se ocupa de ellos desde que están en el vientre materno, pues el seguimiento a las embarazadas forma parte de esa atención a la infancia.

Duelen esas imágenes de niños en las minas o revolviendo basureros para encontrar algo que les garantice algún sustento.

Sabemos lo que nos falta; pero no siempre nos detenemos a mirar  lo que tenemos, esas risas, esa algarabía propia del juego infantil.

No es la infancia edad para trabajar y mucho menos en tan duras condiciones de las que no escapa la prostitución infantil que en algunos sitios del mundo es enseñada desde bien temprano como un trabajo más.

En el sur de Asia trabajan más de 100 millones de niños, un dos por ciento de los cuales labora hasta 13 horas diarias.

Programas y proyectos comunitarios en Cuba vinculan a nuestros niños con temas propios de su edad, la danza, la pintura  llevada a concursos desde las instalaciones pioneriles; también el cuidado del medio ambiente que se incluye desde los círculos infantiles donde se les ve con sus regaderas en los pequeños huertos y parcelas cuidando las plantas.

Comparar realidades es algo que debe llevarse a los debates con los adolescentes, a las aulas de la FEEM. Lo que se tiene hay que cuidarlo y hacerlo visible cuando ya ha pasado a ser rutina.

Cierto que los tiempos son difíciles y que no todos los sueños pueden hacerse realidad, pero el bosque no debe impedirnos ver los pinos para que los análisis sean equilibrados.

Para muchos la seguridad de nuestra infancia es uno de los mayores logros de nuestra sociedad, sin bandas de mafiosos que trafican con niñas en ambientes caracterizados por la violencia extrema y las drogas.

Volver la vista alrededor y ver las esencias tras  lo común es una necesidad innegable. Esa tranquilidad de pañoletas y rostros multicolores llenos de vida está entre nuestras mejores conquistas y por algunos prejuicios respecto al panfleto debe mantenerse visible ante nuestra mirada.  

El descenso de la escolaridad en el mundo en niños que tienen entre 11 y 12 años y que es reportado por organismos internacionales está relacionada con la búsqueda  de mano de obra barata y dócil, pues ganan hasta diez veces menos que un adulto, a pesar de su fragilidad. Es un negocio redondo el tráfico con estas vidas.

Cuando se conocen esos hechos se piensa en el poco escrúpulo de los empleadores y de las empresas que como aves de rapiña se lanzan sobre los más vulnerables, esos que ya perdieron la inocencia y que luchan por su subsistencia  a como de lugar.

Esas mañanas en Cuba llenas de menores con sus pañoletas rumbo a las escuelas debe estar en nuestras mentes como preciado tesoro, como talismán.

 

Publicado en:

 

http://www.guerrillero.cu/index.php?option=com_content&view=article&id=5259:tesoro-visible-&catid=37:opinion&Itemid=57

 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios

Andrés -

Quien visita Cuba se da cuenta de inmediato de la seguridad de sus niños.

Ruperto -

Todo mentira