La Cueva del guerrillero. Che
La historia unió para siempre al Che y a Pinar del Río. Fue jefe de la provincia en momentos de real peligro. Estuvo al frente de ella cuando el cambio de presidente en Estados Unidos, en 1960.
En la Cueva de Los Portales radicó la Comandancia del Che durante los días de la crisis de octubre.
Fundó ese propio año la Escuela de Preparación especial de tropas irregulares en Loma del Taburete, Candelaria y también estuvo aquí cuando el canje de la moneda y el ataque a Playa Girón.
Al desencadenarse la crisis de octubre de 1962 estableció su jefatura en la Cueva de Los Portales.
El DESCUBRIMIENTO
La cueva fue descubierta en 1800 por un español que le dio su apellido, según alguna bibliografía. Otros historiadores opinan que el nombre se debe a que los campesinos le denominaban portales a las estructuras naturales de la caverna.
En 1896 sirvió de refugio a familias de campesinos desalojadas de sus bohíos cuando los desmanes de la reconcentración ideada por el tristemente célebre capitán general Valeriano Weyler, quien implantó así el primer antecedente de los campos nazis de exterminio.
Mediante sus triquiñuelas de abogado, José Manuel Cortina la pasó a sus propiedades, de igual forma se construyó un parque particular en la Güira y un castillo Florentino en La Habana.
La gruta, que semeja una catedral gótica ,recuerda el paso del Che por Pinar del Río. Allí está la humildísima cama en la que dormía, rodeado de húmedas paredes naturales que debieron acentuar su asma.
Se encuentra la mesa en la que jugaba ajedrez y algunas de las plantas que mandó a sembrar.
LA COMANDANCIA
El Che comenzó a visitar la zona en 1960, su olfato de guerrillero le hizo ver que era un estratégico lugar, alejado y metido en el corazón de las montañas.
En su libro Cueva de Los Portales, el investigador Rafael Azcuy detalla los pormenores de cómo se organizó el lugar durante la crisis de octubre. Se hizo como si fuera un edificio de un estado mayor: la sección de comunicaciones en un lugar, en una gran roca se situaba el oficial de guardia, y así por el estilo.
En breve tiempo y por manos no muy expertas, se construyó una caseta de bloques en la que radicaba el Che, aunque paraba poco en ella, pues hacía numerosos recorridos por la provincia. Dentro de ella hay dos camastros, en uno dormía él.
En este humilde camastro dormía.
La retaguardia estaba ubicada en el chalé de la hacienda Cortina. Cada sección tenía un teléfono de magneto.
En una ocasión dos aviones norteamericanos F 101 pasaron rasantes sobre la cueva.
En los difíciles días de la crisis de octubre el Che regresó una vez muy asombrado. “Yo no entiendo –decía- a la gente de este país, o es muy valiente, pues sigue llevando normalmente su vida, o desconoce el peligro, pues cualquier pueblo de América estuviera muriéndose de miedo”.
La naturaleza y él siempre fueron uno. Él la cuidaba mucho y velaba por ella. Se cocinaba fuera, dentro de la caverna solo se calentaba.
Muchas veces leía un libro de Comunismo que tenía en su oficina.
Tiempo después, del cuatro de junio al l5 de octubre de 1966, se prepararon en San Andrés de Caiguanabo quienes le acompañarían en la guerrilla boliviana. El Che había llegado enfermo de Zaire dos meses antes.
La caseta de bloques fue construida en el centro de la cueva.
El 25 de julio del 87 la cueva fue declarada Monumento Nacional en un acto público al que asistió Armando Hart. Èl escribió en el libro de los visitantes: “Quien no sepa lo que este recuerdo histórico significa no es cubano”.
Figuras de alto rango han visitado la gruta. Fidel lo hizo en el 59 junto a Celia y Antonio Núñez Jiménez, de cuya visita surgió la idea de crear un centro turístico y de instalar merenderos.
Un amigo de José Martí, el escritor colombiano José María Vargas Vila también visitó el sitio acompañado de José Manuel Cortina.
OJOS QUE LE BUSCAN
Marchas patrióticas, excursiones de escuelas, conmemoraciones y toda suerte de visitas, incluidas muchas de extranjeros, llegan de forma cotidiana a este sitio pinareño.
Ojos ansiosos buscan sus huellas para estar cerca de aquel internacionalista convencido, que a pesar de su asma renunció a las comodidades de su cálido hogar y se hizo hermano de los lugares más inhóspitos.
Los sueños del guerrillero no se han hecho realidad en muchos lugares, quizás por eso sus ideas hacen tanta falta en tan diferentes latitudes, en las que su rostro asoma en fotografías y carteles.
Zenia Regalado
http://www.guerrillero.cu/guevara/paginas/che_en_pinar/cuevague.htm
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Melquiades Ortiz -