El nieto por el camino del abuelo
Nació debajo de una mata de tabaco, como él mismo dice. Desde pequeño aprendió a enyugar bueyes y arar. Su abuelo, Gustavo Hernández Rodríguez es un conocido productor de tabaco de alto rendimiento que le saca a la tierra lo que más puede, con una receta: “este cultivo necesita atención diaria cuando comienza la campaña”.
Se entiende entonces por qué Carlos Yusniel Jiménez Hernández, con 27 años, es Vanguardia Nacional Juvenil Campesino, noticia que conoce desde hace un mes.
“Yo me he enamorado de la tierra más que de cualquier mujer. A mi novia se lo digo, no puedo estar dentro de la casa, siempre busco algo que hacer en el campo, él siempre requiere de nuestro trabajo”,afirma.
Por eso cuando terminó como obrero calificado en el politécnico Leonides Blanco, de San Juan y Martínez y cumplió después con el Servicio Militar, decidió trabajar la tierra de su abuelo, de 74 años, quien ahora está feliz porque ya tiene su relevo que a las seis de la mañana está pegado en el surco y no descansa ni sábados ni domingos cuando se inicia la siembra, como ahora, cuya clave es comenzarla temprano según él mismo dice.
Yusniel confiesa en la finca de la Comuna, en la CCS fortalecida Isidro de Armas, a unos cuatro kilómetros de San Juan, que no hay nada que le guste más que el trabajo en el campo. No le teme a los regadíos de noche que requiere el cultivo ni a todas las atenciones que él lleva. Ahora, junto con otros miembros de la familia siembran sus propias posturas, lo cual es una gran garantía.
“Si adquieres las de otro, puede que las raíces no estén buenas y después las ataca la pata prieta. Mira como están esos canteros – los señala con la mano- además, los mazos que hacemos son de solo 50 posturas, no de cien como hacen los demás, así cuidamos la calidad de las plantas”.
Él contribuye además a la sustitución de importaciones, siendo uno de los campesinos más destacados del territorio en el acopio y producción de arroz con más de 90 quintales aportados y 35 de frijoles, entre otros de primera necesidad como viandas y hortalizas.
De Yusniel dice el abuelo que es largo trabajando y que lo hace a las dos manos, es como una maquinaria.
“Nunca estoy de mal carácter, trabajo cantando”, sonríe y se arregla su gorra azul y agrega el joven: “Cuando me acuesto por la noche pongo música y me duermo escuchándola”.
¿Eres de industriales?, le preguntamos en broma.
“De eso nada. Soy ciento por ciento pinareño y le voy a mi equipo, pase lo que pase.
En la vega de la familia siembran 115 000 posturas y acopian por encima de los 500 quintales, considerado algo así como un jonrón en la pelota. El abuelo fue presidente de la mencionada CCS y es miembro de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y de todo ese mundo de trabajo y responsabilidad se nutrió Yusniel, quien también es el secretario del comité de base de la UJC de dicha cooperativa e integrante del comité municipal.
“Somos nueve militantes, trabajamos en el remozamiento del consultorio, en la limpieza de semilleros y en otras tareas de utilidad”, refiere.
“En la casa no hay que comprar arroz; cuando se termina el tabaco, trabajo en un área dedicada a dicho grano que está a seis kilómetros de aquí. Hay que garantizar la alimentación de la familia y aportar al resto de la sociedad.
“Durante la campaña de tabaco entro constantemente a las plantaciones para ver lo que le hace falta al cultivo.
“Días felices son todos para mí y dentro de los peores hubo varios el año antes pasado cuando unas rachas de viento de un ciclón me tumbaron las plantas, no quería ni salir al patio para ver lo que había pasado; tuve que levantarlas una a una. No me pierdo por nada el estado del tiempo, es bueno estar prevenido”.
Yusniel tiene un hijo de siete años que ya también le pide trabajar con los bueyes. En esta casa el tabaco es una tradición familiar. Javier, hermano de Yusniel, estudia Agronomía en segundo año y cuando viene a la casa enseguida va para la vega.
¿Cuándo sales de vacaciones?
“A mediados de agosto salgo una semana para algún campismo o un casa en la playa de un primo, en Boca de Galafre”.
Nuestro entrevistado estuvo en una reunión con otros vanguardias juveniles campesinos y el ministro de la agricultura, de ella vino con una idea para aplicarla pronto: crear un cantero para la lombricultura, porque “no se puede estar de espaldas a la ciencia, hay que aplicar lo mejor que de ella aparezca y nos explicaron los buenos resultados del humus de lombriz”.
La casa es modesta, pero confortable, con todo lo que necesita una familia, y hasta un auto que se ganó el abuelo tienen. El trabajo les ha dado todo lo necesario.
Entre las tácticas que aplican está la siembra de maíz cuando recesa el tabaco. Lo cosechan verde y demuelen después las plantas para que le aporte nutrientes al suelo.
Yusniel destaca cómo otros jóvenes también han solicitado tierras para su labranza y está convencido que es un hecho que hay que multiplicar porque las generaciones de vegueros envejecen.
Foto: Diego Estrella
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