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REPORTAJE DESDE VENEZUELA: MILAGROS EN EL AMAZONAS

REPORTAJE DESDE VENEZUELA: MILAGROS EN EL AMAZONAS  


Amazonas—Cuentan que la selva del Amazonas siempre termina atrapando a quienes penetran en ella. Así de inmenso es su poder de seducción.

Por Ronald Suárez Rivas y Alberto Borrego Ávila (Foto), enviados especiales:

Durante siglos, ha alimentado leyendas de aborígenes semidesnudos, que la habitan y defienden sus dominios con flechas envenenadas. Muchas son ciertas.
Cinco siglos después de que Cristóbal Colón tocara suelo venezolano y se iniciara la conquista del continente, la amazonía continúa siendo uno de los poquísimos lugares de la Tierra donde el hombre moderno puede convivir con el del neolítico.
Tras remontar el Orinoco e internarse en la selva, Alejo Carpentier escribió su famosa novela Los Pasos Perdidos, protagonizada por personajes que llegaron aquí y decidieron quedarse para siempre.
Medio siglo después, Amazonas sigue acogiendo a gentes que pudieron inspirar al escritor, y alimentar su tesis de que América es la tierra de “lo real maravilloso”.
Es el caso de Hassan Abul, un sirio octogenario que arribó hace mucho a Venezuela, donde tuvo 58 hijos; o de Ramón Iribertez, sacerdote y antropólogo español, que escribe novelas en las que predice que en el 2 200 los pueblos indígenas habrán levantado grandes ciudades, pero mantendrán su cultura originaria.
Sin embargo, cualquier historia moderna de la amazonía estaría incompleta si no se menciona la presencia de los colaboradores cubanos. De ello da fe Francisco Murí, un indio Piaroa de San Juan de Puruname -una aldea perdida de 120 habitantes-, que estaba casi ciego a causa de la catarata y recuperó la visión en la Isla como parte de la Operación Milagro; o Gladys Guayúa, que enseñó a leer y escribir a toda su familia, traduciendo al Piapoco el método Yo sí puedo.
El estado de Amazonas es el segundo más grande de Venezuela. Tiene 1,6 veces la extensión de Cuba, pero menos habitantes que el municipio de Pinar del Río.
A Puerto Ayacucho, su capital, la separan de Caracas unas 14 horas por carretera, y tres ríos enormes que sólo pueden cruzarse en plataformas empujadas por embarcaciones. El resto de las poblaciones únicamente son accesibles en transportes fluviales o aéreos.
Pero en todas, de una manera u otra, la vida ha dado un vuelco después que el Gobierno bolivariano recogiera los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución, y se iniciara la colaboración cubana.
Desde entonces, lo mismo en las comunidades cercanas al embarcadero de Samariapo (donde muere la única carretera del Estado, y el imponente río Orinoco se convierte en la vía exclusiva de comunicación), que en las de Río Negro, en el extremo sur del país, decenas de cubanos conviven en condiciones dificilísimas, para llevar salud y educación a los hombres y mujeres de la selva.
El más intrincado de todos podría ser el doctor Ricardo Carrillo, encargado de atender el puesto médico de La Esmeralda, y otras 22 comunidades de las etnias Yekwana, Arawaco y Yanomami, en el municipio de Alto Orinoco.
Se sabe que una especie de feudo imperialista saqueaba los recursos minerales de esa zona, y se los llevaba en vuelos directos hacia los Estados Unidos, y que inescrupulosos científicos de ese país han ensayado vacunas con las tribus Yanomamis, y experimentado la resistencia humana a las sustancias radioactivas.
El resultado fue el exterminio de cientos de indígenas y el rencor eterno de sus pueblos. Por ello, cuando el doctor Ricardo salió de La Esmeralda, cargado de vacunas para inmunizar a las comunidades de su municipio, tardó varios días en conseguir que lo aceptaran y accedieran a inyectarse.
En muchas aldeas de la amazonía, nunca antes había entrado un doctor, en otras el servicio era inestable y deficiente. La mayor parte de la población estaba excluida del sistema de enseñanza.
Cuando llegaron los primeros colaboradores cubanos, se temía un choque de intereses con los chamanes (curanderos) de algunas tribus. Al mismo tiempo, había un gran escepticismo sobre la eficacia de un método de alfabetización diseñado en castellano, y aplicado en comunidades que sólo hablan complicados dialectos.
Tres años después no hay dudas del éxito. Domingo, un joven que sintoniza Radio Habana Cuba con su receptor de onda corta en medio de la selva, porque admira a Fidel Castro y a la Revolución Cubana, lo explica en nombre de todos: “No existe nada que los cubanos no sean capaces de lograr con su esfuerzo
  

4 comentarios

grecia alayna avila garcia -

me ayudaron a aser mi tarea que es sobre algun reportaje de el lugar donde quieres ir y yo soy de mexico y mme apellido avila y tanvien por eso lo voy a acupar como mi tarea

Anonimo -

Y donde estas ahora???

Zenia -

¡Bienvenido Miguel¡

Te sugiero otra páGINA EN la que se reporta desde Venezuela:
proposiciones.blogia.com

Miguel -

Excelente reportaje,digno de comentarlo en emisoras y tv comunitarias,para que el pueblo conosca aun mas sobre el trabajo extraordinario que realizan los compañeros cubanos en los sitios mas apartados de esta geografia.Un saludo solidario para todos y gracias por esa labor