EL HOMBRE HABANO: CUBA
De niño le gustaba caminar río arriba, por el San Sebastián, buscando el nacimiento del cauce, mientras la humedad besaba las plantas de sus pies.
En el X Festival Internacional del Habano efectuado en febrero pasado fue seleccionado el hombre Habano en la categoría de productor, y se convirtió en el más joven de Cuba con ella.
Quien lo vio en la ceremonia vestido de etiqueta, no imagina que Héctor Luis Prieto Caraballo se siente mejor con el traje de campesino.
En su sencilla casita en las vegas Quemado de Rubí, San Juan y Martínez, junto a Francisco Prieto, su papá, vuelve la vista a sus 36 años: el viejo lo ayuda:
“Era muy intranquilo de pequeño. Siempre estaba haciendo travesuras: se iba al río a bañarse y no lo sabíamos. Otras veces montaba en un camión y se iba hasta Herradura”, cuenta el padre.
“Los otros campesinos me avisaban que él caminaba por arriba de la tela del tabaco tapado, otras veces se ponía zancos y recorría así las plantaciones”, recuerda el padre mientras mueve la cabeza a ambos lados.
Héctor Luis, que lo escucha, asiente con respeto y agrega: “eran cosas de muchacho”.
El tiempo le da la razón. Aprendió a querer y cuidar aquellas plantas que desde niño acompañaron su vida de papalotes y escapadas, y que dieron de comer a la familia.
Durante dos años consecutivos había sido el mejor campesino del país entre los que siembran menos de 100 000 posturas. Él atiende 55 000 de ellas, de tabaco tapado.
Por ello cuando en la ceremonia mencionada no vio a ningún sanjuanero entre los candidatos que mencionaban, la ilusión le revoloteaba dentro.
En el X Festival Internacional del Habano efectuado en febrero pasado fue seleccionado el hombre Habano en la categoría de productor, y se convirtió en el más joven de Cuba con ella.
Quien lo vio en la ceremonia vestido de etiqueta, no imagina que Héctor Luis Prieto Caraballo se siente mejor con el traje de campesino.
En su sencilla casita en las vegas Quemado de Rubí, San Juan y Martínez, junto a Francisco Prieto, su papá, vuelve la vista a sus 36 años: el viejo lo ayuda:
“Era muy intranquilo de pequeño. Siempre estaba haciendo travesuras: se iba al río a bañarse y no lo sabíamos. Otras veces montaba en un camión y se iba hasta Herradura”, cuenta el padre.
“Los otros campesinos me avisaban que él caminaba por arriba de la tela del tabaco tapado, otras veces se ponía zancos y recorría así las plantaciones”, recuerda el padre mientras mueve la cabeza a ambos lados.
Héctor Luis, que lo escucha, asiente con respeto y agrega: “eran cosas de muchacho”.
El tiempo le da la razón. Aprendió a querer y cuidar aquellas plantas que desde niño acompañaron su vida de papalotes y escapadas, y que dieron de comer a la familia.
Durante dos años consecutivos había sido el mejor campesino del país entre los que siembran menos de 100 000 posturas. Él atiende 55 000 de ellas, de tabaco tapado.
Por ello cuando en la ceremonia mencionada no vio a ningún sanjuanero entre los candidatos que mencionaban, la ilusión le revoloteaba dentro.
¿He escuchado que el tabaco tapado es tan delicado como las rosas más exquisitas?
“Es así, el tabaco es una planta que lleva decenas de operaciones hasta ver las hojas verdes, grandes, hermosas. Y hay que cuidarlo mucho de las plagas, estar siempre vigilándolo.
2 comentarios
Zenia -
COMMTE -