CON LOS POBRES DE LA TIERRA
Todo en la vida no es poesía, comentaba alguien a quien estimo, pero….¿nos hemos preguntado acaso qué entendemos por poesía?. Criterios al respecto aparecen en miles de sitios, tan diversos como seres pensantes existen.
Pero a veces la poesía –con permiso de los expertos en el tema- es solo vista como un modo ñoño y dulce de ver la vida. Generalmente esos criterios brotan de quienes no la leen con asiduidad, pues ella asume múltiples formas, sensaciones, sabores clonaciones espirituales, arraigos, desarraigos, dolor, amor hastío.
Hay versos tan contundentes y tan cargados de sentido que en breves líneas son capaces de atrapar todo un universo, una conducta, un sueño.Uno de esos que siempre nos ha impelido a detenernos en cada palabra, a pesar de su aparente sencillez es:
“Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” , de José Martí
Manuel Navarro Luna recuerda en un artículo las conexiones del pensamiento martiano con los caminos de la revolución cubana. En él afirma que no hay que decirnos que José Martí no era socialista, sino tan sólo un revolucionario radical de su tiempo, tal y como lo definió Blas Roca; por tanto, la Revolución organizada por el Apóstol no es la que ocurre en Cuba desde 1959.
Todo indica que también en ello Martí fue un hombre anticipado cuando aseveró:
"¿La Revolución? La Revolución no es la que vamos a iniciar en la manigua sino la que vamos a desarrollar en la República".
Los estudiosos coinciden en señalar que de haber vivido en tiempos posteriores José Martí hubiera interpretado la necesidad histórica y de cambio social que se requería en 1959 para poner en práctica aquella manera suya de ver el mundo:
Con los pobres de la tierra/ quiero yo mi suerte echar/ El arroyo de la sierra/ me complace más que el mar….
Y en sus sencillos versos, sin mucho esfuerzo, casi escuchamos la caída del agua, su tránsito sobre la tierra- madre de todas las riquezas. como quien hace un viaje a la semilla, a su nacimiento msimo.
La profundidad del pensamiento martiano, que se recoge en 27 tomos de sus obras completas, no puede simplificarse en un puñado de frases, pero sí motivar a la búsqueda en sus escritos, esos en lo que salta a la vista su opinión sobre los humildes y los opulentos.
Precisamente la radicalización de la Revolución que triunfó en 1959 – una de las primeras medidas fue la campaña de alfabetización- coincidió con el pensamiento del más universal de los cubanos y dio respuesta práctica a aquellas proyecciones suyas:
"Las revoluciones son estériles cuando no se firman con la pluma en las escuelas y con el arado en el surco". "Hasta que los obreros no sean cultos no serán felices". "La ignorancia mata a los pueblos y es preciso matar a la ignorancia". "Mientras haya un antro no hay derecho al sol". "Divorciar al hombre de la tierra es un atentado monstruoso". "Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos". "Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre".
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