PROPONEN UN FONDO PARA PETROALIMENTOS
Ante el alza cada vez mayor del precio de los alimentos en el mercado mundial, Venezuela propuso en la Cumbre presidencial de Centroamérica, la Alternativa Bolivariana para las América (ALBA), Ecuador y Haití una iniciativa de siete puntos entre los que destacan un ofrecimiento de cien millones de dólares para apoyar los programas que surjan en la región, a fin de aumentar la producción de alimentos, así como la creación de un fondo de “petro-alimentos” por gobiernos productores de petróleo, entre ellos México, Venezuela, Ecuador y Brasil.
La cumbre se desarrolló en Nicaragua y concluyó este miércoles, con una declaración de “emergencia” por la crisis alimentaria y apremió agilizar el proceso productivo de alimentos en la región.
En la declaración final –que no fue suscrita por Costa Rica ni El Salvador– los representantes de 17 países reunidos propusieron incorporar el tema de la soberanía y seguridad alimentaria a la agenda de la 63 Asamblea General de Naciones Unidas. También plantearon que los gobiernos destinen más recursos para incentivar la producción y exhortaron a la comunidad internacional a que aumente la cooperación para mitigar la crisis.
Los precios de algunos alimentos básicos han subido más de 40 por ciento el último año, lo que ha generado protestas en muchos países pobres, sobre todo Egipto y Haití, sin embargo, la OMC ha declarado que no puede ofrecer un alivio inmediato.
Urge la reducción de subvenciones y aranceles para los productos agrícolas e industriales, sin embargo, los países más industrializados no acaban de reaccionar ante el asunto, aunque sí están bien enrolados en al sustitución de alimentos por biocombustibles: unos piensan en llenar sus autos con combustible, en lo que otros, como en Haití, solo tienen un mango como alimento diario.
LO QUE HIZO LA OMC
El pez grande se traga al chico reza un refrán. Diversos analistas responden a la pregunta ¿por qué suben los precios de los alimentos? Se sabe que la oferta sigue siendo superior a la demanda de alimentos: desde 1961 la producción mundial de cereales se triplicó, mientras que la población se duplicó.
En 2007 la producción mundial de cereales superó los 2 mil 300 millones de toneladas (un crecimiento de 4 por ciento en relación con el año anterior). ¿Entonces?...
La crisis es resultado de tres décadas de políticas equivocadas para el sector agrícola a escala mundial. Esas políticas erosionaron la capacidad productiva de millones de campesinos y productores independientes en el mundo, con un altísimo costo ambiental que pagarán nuestros hijos..
También dislocaron las redes de comercialización mundial y socavaron la soberanía alimentaria de familias y comunidades rurales en todo el planeta.
La apertura comercial permitió a los países ricos inundar los mercados de las naciones pobres con sus productos agrícolas, altamente subsidiados y a precios artificialmente bajos. También abrió el mercado de tierras y permitió su concentración en pocas manos. Al mismo tiempo, se retiró el apoyo gubernamental al campesinado en un contexto de política macroeconómica dictado por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La soberanía alimentaria se abandonó como objetivo y se impulsó la concentración de poder económico en manos de unos cuantos . El resultado fue que los productores locales sufrieron el resultado y los beneficiarios fueron los grandes consorcios comercializadores y procesadores de granos y aceites a escala planetaria.
La concentración de poder en unos cuantos grupos corporativos gigantes ha propiciado la especulación, así como la manipulación de inventarios y precios. Eso explica los recientes aumentos en las ganancias de Cargill (86 por ciento en el primer trimestre de 2008), ADM (67 por ciento en 2007), Monsanto (44 por ciento), Bunge (49 por ciento en 2007) y Syngenta (28 por ciento en 2007). Mientras los pobres del mundo gimen adoloridos, los buitres afilan sus garras.
La OMC jamás quiso ocuparse de esto. La crisis revela que el modelo agropecuario neoliberal está en bancarrota. La alternativa está en una agricultura social y ambientalmente responsable.
En aquellos países en los que sus gobiernos y funcionarios estén “matrimoniados” con las grandes corporaciones los estragos recaerán sobre los de abajo.
Crisis alimentaria: ganancias para buitres
3 comentarios
agricultor -
Tomy -
Cuba ya aplica medidas para estimular la producción de alimentos, haría falta también que los productores mundiales de recursso para el agro adquirieran igual nivel de preocupación hacia sus congéenres y no sólo pensaran en las ganancias.
Pensar menos en transforamr los aliemntos en bioumbustibles es una necesidad mundial.
México, quien era un gran productor de granos ha pasado a ser improtador, a cosnecuencia del "libre tratado de comercio".
Cuba sabe lo que tiene que hacer; pero es una pequeña isla necesitada tambièn del comercio mundial y soemtida a dessdiguales leyes.
agricultor -
Esta coyuntura ha beneficiado a muchos agricultores e incluso a países productores de alimentos que han visto elevarse sus exportaciones a niveles altos y con gran rentabilidad, es el caso de Brasil y Argentina, en una lista relativamente larga de agraciados.
Sin embargo, al mismo tiempo, este engrosamiento de los precios de los alimentos ha significado para segmentos poblacionales en partes del mundo y países en su conjunto, una verdadera catástrofe agudizadora de la pobreza y el hambre, con turbulencias sociales en algunos que podrían incrementarse si la comunidad internacional no toma medidas concretas de ayuda. Una situación derivada, por lo general, de malas políticas que, en tiempos de grandes progresos tecnológicos en materia agropecuaria, desatendieron la producción de alimentos, o inexplicablemente destruyeron los avances logrados por otras generaciones en esa actividad, como es el caso de Cuba que de país exportador neto de alimentos fue transformado en importador del 84,0% de sus racionadas necesidades.
En este preocupante escenario resulta urgente la toma de decisiones por parte del gobierno cubano para enmendar radicalmente una política agraria que ha conducido a la nación a la absoluta dependencia del exterior en un asunto tan estratégico como son los alimentos. Ante una delicada y peligrosa situación, que todo indica se mantendrá y eventualmente podría complicarse más, ha llegado el momento de los hechos concretos. Hay que proceder a la liquidación del nefasto latifundio estatal que ha transformado los campos en inmensos marabuzales. Debe entregarse, sin mayor dilación, la tierra a quienes deseen cultivarla con plena libertad, en beneficio propio y de todo el país.
Con consignas, lamentaciones y argumentos sin contenido será imposible resolver la problemática agrícola. Tampoco resulta racional continuar con la práctica de condenar a factores externos por problemas generados por errores internos. Los niños tienen dificultades para tomar leche y los cubanos en general no consumen carne por la absurda destrucción de la ganadería vacuna que llegó a tener más de 7 millones de cabezas y ahora no sobrepasa a los 3,8 millones, según las dudosas estadísticas oficiales. Hoy Cuba, la otrora azucarera mundial, increíblemente importa azúcar para enfrentar el racionado consumo. Una de las tradicionales instalaciones insignias de la industria procesadora de alimentos, La Conchita, fundada en los años 30 del siglo pasado y orgullo de la provincia de Pinar del Río, ha tenido que depender de la importación de miles de toneladas de tomate de China, coco de Sri Lanka y guayaba del Brasil para seguir funcionando; hechos que se repiten frecuentemente con las provisiones de alimentos demandadas por el turismo. Estos son ejemplos de una larga lista de daños ocasionadas a la agricultura. La tierra, su fundamental sustento, ha sido masivamente degradada por un manejo altamente inadecuado que ha ocasionado la reducción de la fertilidad de normes áreas a lo largo y ancho de la isla. Todo por la obstinada aplicación de un sistema disfuncional y bloqueador del enorme potencial productivo presente en la campiña cubana.
La alternativas que Cuba enfrenta ante el creciente aumento de los precios de los alimentos son evidentes: proceder a la aplicación de una reforma radical de las relaciones productivas en la agricultura y a la liberación del potencial existente para aumentar la oferta de alimentos de procedencia interna y exportar los excedentes, o sufrir las consecuencias de una coyuntura internacional que no parece tener término cercano.