RESURRECCIÓN
SON DÍAS
A veces nos viven días en los que como hoy necesitamos abrir la ventana. A veces, como hoy, leo y releo la sentencia de la poetisa cubana Dulce María Loynaz, premio Cervantes.
Que me perdonen los de pensamiento agudo, por atreverme a citarla para colocar después los impulsos de hoy mi día, de hormiga hereje.
Escribió ella: “La palabra noble es ciertamente un indicio, la obra útil es ya una esperanza: Pero solo el amor revela – como a un golpe de luz- la hermosura de un alma”.
Necesito creer que es cierto, que más allá de toda máscara social es en ese íntimo rincón personal en el que un ser humano alcanza su mayor transparencia.
RESURRECCIÓN ….
de corazones muertos
encajes sin nombre
ternura de café
cena de príncipes mendigos.
El juglar,
en su mesa de velas con sed
sepulta en el camposanto
el último doblón de su cofre.
Un destello violeta
entibia papeles sobrevivientes
como flores de loto en el desierto.
La cuartilla cuelga riendas a la impaciencia,
desanda guijarros enferma de distancia
El viajero confiesa
sus sombras
espejos de luz
rotas sobre el sendero cosido de versos.
Vuelan las hojas
como las vidas
prefabricadas
de mitos
credos
íconos del espíritu
prisionero en el templo del fetiche
Zenia
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