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Viaje a la gran caverna de Santo Tomás: Viñales.

Viaje a la gran caverna de Santo Tomás: Viñales.

Subir decenas  de metros entre riscos y picachos de piedras puntiagudas en busca de las entrañas de la Gran Caverna de Santo Tomás, en Viñales, es una aventura fascinante. Ayer la vivimos, una vez más, porque hacía años de nuestro último ascenso.

Por suerte, los hombres que integraban el grupo ayudaron a las mujeres en los sitios más resbaladizos y en los tramos en los que no había nada donde buscar apoyo. A nuestras espaldas, la ladera de la montaña cruzada de arbustos, raíces y pequeños caracoles.

“¿Hay reptiles en estas grietas?”. Preguntó alguien al guía.

-“Claro, Se ven majaes de cuando en cuando. Pero ninguno hace daño”.

La afirmación no eliminó nuestro miedo totalmente, porque aunque les sabemos inofensivos, su presencia nos impresiona y realmente no queríamos pasar nuevamente por esa experiencia, que ya hemos tenido.

El interior de una cueva, sus posibles misterios y su mundo curioso nos atraía. Las luces de nuestros cascos nos ayudaban a no perdernos en el laberinto de estalagmitas y estalactitas. El guía, en broma, nos dijo que a veces él mismo se perdía entre los pasadizos y tenía que sentarse unos minutos para reorientarse. Nuestra adrenalina encontraba salida ante tales palabras, aunque bien que lo disimulábamos.

Ibamos con zapatos no apropiados porque no sabíamos que el mayor sistema cavernario de Cuba, Santo Tomás  -45 kilómetros bajo tierra- estaba entre los puntos del recorrido por Viñales, Patrimonio  Nacional y Paisaje Cultural de la Humanidad.

Los directivos de la Escuela Nacional de Espeleología, que radica en la base de la montaña por la que corre la cueva, nos buscaron un par de zapatos más adecuados para el ascenso.

Anécdotas humorísticas se suscitaron en el recorrido, como aquella de un hombre de casi 200 libras que se quedó atrapado entre uno de los riscos. Fue todo un desafío liberarlo, según nos relataron especialistas del parque.

Nuestro itinerario solo llegó al nivel siete de profundidad en la cueva. Disfrutamos desde un balcón natural, que emerge dentro de la gruta, del paisaje hermoso que se abría a nuestros pies: el valle de Santo Tomás.

Esta Gran Caverna, la princesa de las espeluncas cubanas, concentra en sí, una historia que se inicia con  los indios primitivos hasta nuestros días.

A  mediados de 1959, en la amplia entrada de la Cueva de Mesa, por orientación de Fidel se crea una de las primeras cooperativas de la Revolución, la del Moncada.

Poco después,el líder de la Revolución funda en la zona la primera milicia campesina de Cuba, Los Malagones.

En 1984 se constituye en aquella caverna la Escuela Nacional de Espeleología, y desde ese momento la Gran Caverna de Santo Tomás es la base de estudios de las nuevas generaciones de espeleólogos cubanos.

Quienes gustan del contacto directo con la naturaleza y la historia, siempre encuentran un pulmón verde en este sitio, como en todo Viñales, que ya muestra la increíble fortaleza de la naturaleza. Todo se ve nuevamente verde, y quien lo contempla ahora, no podría imaginar la vegetación quemada que vieron nuestros ojos después de los huracanes.

Los especialistas de la Escuela Nacional de Espeleología siempre están dispuestos para ofrecer datos y detalles de ese mundo paralelo que vive bajo las rocas.

Foto: Escuela Nacional de Espeleologìa, en la base de la Gran caverna de Santo Tomás, Viñales.

 

 

 

 

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