Nuevo año: Primero de enero
Hace pocas horas que salió el sol. Todo duerme el cansancio del jolgorio nocturno, los brindis a las doce de la noche, los abrazos al ritmo de la orquesta Los Van Van. Códigos entre cubanos: “ashé pa´ti”; “buena suerte”.
El teléfono y los correos surcaron los espacios. Los cubos llenos de agua con la mala suerte fueron desterrados de los edificios a la manera tradicional de deshacerse de lo malo que haya quedado del viejo año.
De un balcón a otro la gente se llama. Se escucha la palabra Felicidades, lleva ritmo y color, como quien acaba de tirarse las cartas y ellas responden lo mismo a todos.
Alguien compuso unos versos de bienvenida que se pierden entre el fulgor de la noche de 31.
Cada mesa tuvo lo mejor de su estatus. Salieron los manteles bordados, el vino guardado, la esperanza tejida, la risa abierta y franca bajo el cielo del Caribe.
Nada pueden los conjuros contra esta “etnia” paridora de sueños. Me bendigo por pertenecer a ella.
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