La Habana. Ciudad de utopías
Recostada al mar, mientras los buques que atracan en su puerto le dan ese pintoresco aspecto de anfitriona permanente, La Habana ha sido y es cuna de utopías, de todos los sueños de generaciones que la conocen en sus ciclos de vida, desde sus recintos estudiantiles y culturales abiertos al pensamiento del hombre.
Quienes la transitaron alguna vez, por breve que haya sido el tiempo y por lejano en el almanaque, vuelven otra vez a ella, a pesar del salitre que corroe las paredes, del paso del tiempo sobre sus construcciones, de las asimetrías.
Y es que en ella viven tibias todas las esperanzas que se amasan en sus parques, en los viejos castillos y catedrales, en su donaire, ese que ningún tiempo difícil ha podido rendir.
Sufren los estudiantes cuando deben abandonarla, aún a sabiendas de que regresarán a ella. No importan los ómnibus repletos ni la carestía de la vida en sus más hermosos sitios.
Es sinónimo de civilización, con toda la carga que lleva ese equipaje, en su luz y en sus sombras, como la vida; con su linaje azul y su ojo negro, en la hermosa confrontación de las antípodas.
Se vive rápido en La Habana. Los días no alcanzan ante la prisa del reloj. Su ritmo acelerado va directo a la sangre, como adrenalina regada por el cuerpo.
La Habana cumple 490 años. Casi cinco siglos iniciados sobre adoquines y volantas. ¡Cuánto invento llegado en barcos desde Europa¡ ¡Cuánta rebeldía criolla resistida a ser tomada por los ingleses y todos los que después pusieron sus ojos en ella¡.
Son orgullosos sus 490 años de sabiduría, mezcla y autenticidad, así, como salida del mar ; bendecida por sus ancestros.
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Zenia -
Jorge -