San Cristóbal de La Habana y sus herencias

San Cristóbal de La Habana cumplió sus 490 años con la tradicional ceremonia alrededor de la Ceiba del Templete, en la que cada cual pide sus tres deseos en tácito acuerdo con los Orishas.

Costumbre heredada de la mezcla española y africana que corre por las venas de muchos de los hijos de la urbe y de otros que ella ha adoptado como suyos; o les da tibio refugio cuando se ausentan de su terruño.

Famosa por sus teatros y las célebres tertulias heredadas durante siglos.

Sus museos exponen las corrientes más actualizadas en las diferentes manifestaciones del arte. La ciudad es como una ventana por la cual penetran las luces de cada siglo, representado por personajes célebres de cada momento de gloria, pasión o desvarío.

Es la urbe caleidoscopio de contrastes y solturas en el que se rompen ataduras del espíritu y la moda. Cada quien viste como quiere sin aferrarse a cánones estereotipados, uno de los primeros detalles que saltan a la vista del viajero que proviene de entornos más comunitarios.

Hay alegría en el modo de vivir de los habaneros, a pesar de la austeridad, como si firmaran un acuerdo: no hay lugar para el aburrimiento.

Antes de sus  490 cumpleaños se trabajó en más de 700 obras y objetos de obra, y Arenas maravillosas en suelo pinareño contribuyen a que la capital de todos los cubanos mejore su aspecto constructivo, sobre todo en La Habana Vieja, con su impresionante arquitectura colonial que remonta a senderos transitados por la civilización; pero que por su propia antigüedad reviven un estilo romántico del ser y el comportarse, aire del que disfrutan los paseantes en sábados con sol y que la Emisora Habana Radio se encarga de multiplicar, al contar la historia de cada edificio y de los hombres que los construyeron.