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Cumbre de Copenhague. La sirenita espera sobre las piedras

Cumbre de Copenhague. La sirenita espera sobre las piedras

 

 

 

 

Desde el pasado siete de diciembre y hasta el día 18 tiene lugar en Copenhague una batalla que atañe a todos los humanos. El jaleo entre naciones no acaba de tomar un rumbo acertado en cuanto a la disminución de los gases de efecto invernadero.

 

Las manifestaciones para arrancarle a los grandes un poco más de conciencia se han sucedido durante todos estos días, con cientos de detenidos.

 

El mundo pone los ojos en Copenhague, aunque las noticias no parecen ser alentadoras y ni siquiera los bosques, los grandes pulmones de la humanidad, se salvaron del plumazo y han sido borrados de los documentos.

 

Las frases que pedían reducir la deforestación en un 50% para el 2020 fueron retiradas el domingo del texto que está siendo analizado.

No satisfacen hasta ahora las miradas contra el Cambio climático en Copenhague, cumbre que ha despertado expectativas en un planeta que da bocinazos desde todos los puntos, unas veces con intensas sequías, otras con inundaciones y hasta con grandes témpanos de hielo desprendidos, como el que se acerca a Australia.

 

Sería de gran irresponsabilidad no escuchar los avisos de la Tierra, sobre todo de los millones de pobres que han visto agravarse aún más su seguridad alimentaria ante una naturaleza estresada ante tan poco equilibrio, rasgado una y otra vez por las transnacionales devoradoras.

 

El medio ambiente no puede seguir siendo visto como una vía para lograr la acumulación de riquezas. También la ecología necesita de una mirada socialista.

 

La llegada del embajador de Bolivia al encuentro mundial de Copenhague fue recibida con canciones por jóvenes de diferentes países quienes seguramente conocen que  La destructividad del capitalismo puede llevar a todas las especies a vivir en condiciones ambientales aún peores.

 

 

Los titulares acerca de estas conversaciones giran en torno a los llamados gases de efecto invernadero, generados por el consumo de carbón, petróleo y otros combustibles fósiles.

 

Sin embargo, se cree que la destrucción de los bosques y las selvas con la quema o el derribo de árboles con el fin de despejar tierras para establecer sembradíos o haciendas ganaderas representa aproximadamente el 20% de las emisiones en todo el mundo.

 

Por ello se señala que un acuerdo contra la deforestación es elemento crucial en torno a un pacto más amplio para revertir el cambio climático que está siendo negociado en Copenhague.

 

La Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) anunció el día 7 que los gases productores del efecto invernadero amenazan la salud pública y el bienestar de los estadounidenses.

Los GHGs son los principales responsables del cambio climático ya que pueden ocasionar ondas de calor más severas y más largas que amenazan la salud de los enfermos, los pobres o los ancianos; los aumentos en los niveles base de la contaminación por ozono se relacionan con asma y otras enfermedades respiratorias, así como con otras amenazas a la salud y el bienestar de los estadounidenses.

 

Los hallazgos de agentes que representan un peligro de EPA incluyen las emisiones de seis gases de efecto invernadero claves, el dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre - los cuales han estado sujetos al escrutinio e intenso análisis de los científicos por décadas en EEUU y en todo el mundo.

 

Las naciones deben avanzar hacia el uso de una energía limpia si quieren realmente dejar de envenenar el entorno y de perjudicar la salud de sus ciudadanos.

 

En Copenhague se negocia hasta dónde puede reducirse la contaminación y después cada nación – sobre todo las más desarrolladas- deberán a lo interno aplicar políticas que le pongan cotas al fenómeno  buscando la sostenibilidad  por vías más limpias.

 

Hasta el día 18 en la XV Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático se trata de llegar a acuerdos entre 189 países industriales y en vías de desarrollo para reducir los gases con efecto invernadero con miras a disminuir el calentamiento global, que tantas afectaciones sobre la salud y la vida en la tierra provocan en los últimos años.

 

Mientras, la sirenita, el símbolo de Copenhague realizada por Edgar Eriksen quien se inspiró en el cuento de hadas “La Sirenita”, de Hans Christian Andersen, espera sobre las piedras.

 

 

 

 

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