Mi princesa viene conmigo hoy

 

 

Anoche fui a ver a mi niña al campamento de la Escuela al Campo. Allí decenas de adolescentes dan su aporte en la siembra de tabaco, el cultivo fundamental de este territorio.

¡Qué les cuento¡.. Con una frialdad tremenda la mayoría de ellos estaban en short y camisetas o pulóveres con tirantes. A esa edad no se siente frío.

Mi pequeña estaba sobre la litera de una de sus amigas que la había invitado a comer con ella y con su mamá porque yo no había llegado.

Sus amistades se han estrechado en estos días lejos de casa y el intercambio y fortalecimiento de sus lazos con el grupo ha ido en aumento.

Hoy les darán pase a todos hasta el lunes para que estén estos días con sus familias. Mi mamá está contentísima con la noticia y ya está inventando varios platillos caseros, como el dulce de coco.

Yo estoy haciendo economías pues realmente diciembre es un mes bien caro. Se venden jabas con productos alimenticios en los centros de trabajo y aumentan las ofertas en la red de tiendas por pesos convertibles, en las cuales se rebajan los precios de varias mercancías.

Hay que aprovechar ahora para comprar lo más necesario, pues después vuelven a subir.

Son días de ajetreo y todo el mundo está como de fiesta, hasta quienes tienen menos entradas planean su cenita especial, aunque más modesta, por el fin de año.

Acabo de ver a un amigo, quien me ha sorprendido diciéndome que en cualquier momento su mamá me invita a una “tamalá”.

Así corren aquí estos días, buenos para el traguito de ron con masas de cerdo y chicharritas de plátano.