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Cuba y Latinoamérica en José Martí
 
Citar sus versos, repetir y copiar sus frases no es la manera en que se conocerá en profundidad la obra y el pensamiento de aquel hombre  que supo avizorar los peligros del imperialismo naciente, y darse cuenta del desdén con el cual el Norte miraba a las repúblicas del Sur
Ir a sus escritos encontrar allí el latir de su pensamiento es la mejor manera de acercarse a quien vivió enfrentándose a las adversidades, a las incomprensiones de todo tipo, desde la mujer que más amó -Carmen Zayas Bazán- hasta sus propios compañeros de ideales.
No pudo disfrutar de la creación de una familia propia que lo entendiera, ni siquiera del amor de su hijo. Todo lo sacrificó por su más sublime sentimiento: El amor a la Patria.
Hoy se le piensa menudo, con la salud quebrantada,  y despierta  admiración su vida corta, pero apasionada y fecunda .
 ¡Cómo pudo escribir tanto¡, organizar los clubes de emigrados, crear en 1892 un Partido para unir a los cubanos, trazar la estrategia de la nueva guerra, dejar tanta ternura en sus escritos para los niños, caracterizar a los más grandes hombres de su país y del continente: Carlos Manuel de Céspedes, Agramonte, Máximo Gómez; Bolívar, San Martín, Hidalgo; dejar su huella en múltiples publicaciones. Y todo ello en solo 42 años de vida.
“Es preciso haberse echado alguna vez un pueblo a los hombros para saber cual fue la fortaleza del que sin más armas que un bastón de carey con puño de oro, decidió cara a cara de una nación implacable quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a un tigre su último cachorro”.
Así escribió en El Avisador Cubano, Nueva York, el diez de octubre de 1888 refiriéndose a Céspedes y a la hombradía que hizo con la codiciada colonia española, al libertar a sus esclavos. Un hombre culto, rico que renunció a todas sus comodidades.
Y en ese escrito de José Martí encuentra el lector las fuentes históricas más hermosas y raigales en que bebieron todos los grandes hombres de la nación cubana esa que sigue hoy erguida firme, inclaudicable.
En cada página del Maestro hay una enseñanza, un pensamiento que parece hecho para hoy mismo, así fue de previsor y adelantado.
Las verdades de este continente y las tentaciones a las que debieron enfrentarse sus hijos ayer –también hoy- aparecen retratadas con dureza y hermosura a la vez en Nuestra América, publicado en la Revista Ilustrada de Nueva York, el diez de enero de 1 891:
“Cree el soberbio que la tierra fue hecha para servirle de pedestal, porque tiene la pluma fácil o la palabra de colores, y acusa de incapaz e irremediable a su república nativa, porque no le dan sus selvas nuevas modo continuo de ir por el mundo de gamonal famoso, guiando jacas de Persia y derramando champaña. La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia...
“...y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país, y cómo puede ir guiándolos en junto, para llegar, por métodos e instituciones nacidas del país mismo”...
Tal parece que José Martí escribiera para  esta América Nuestra de hoy , cansada de que le dicten desde fuera su camino las instituciones internacionales que sirven a la Nueva Roma. Esta América Nuestra con su primer presidente indígena en la historia de Bolivia, su integración latinoamericana a lo Bolívar , su petróleo que debe ser suyo, sus mestizos y negros, su canal Telesur con sabor a rebeldía, a pueblos originarios.
Aquel que tanto la amó nació un 28 de enero de 1853. Allí están sus escritos sobre Estados Unidos, Europa, La América indígena.
Al margen de la intensa labor de prensa que protagonizó en Estados Unidos, a José Martí le correspondió inaugurar en nuestra lengua posiblemente, y por supuesto en América Latina,  -según el criterio de Joaquín G. Santana y otros estudiosos- la forma de periodismo que es la corresponsalía extranjera.
Ello explica sus numerosas comunicaciones con los mejores diarios de la América Hispana: "La Opinión Nacional" (Caracas), "La Nación" (Buenos Aires), "La Opinión Pública" (Montevideo), "El Partido Liberal" (México), "La República" (Honduras) y otros.
Ya en los días de entrega total a los preparativos de la continuidad de la guerra por la independencia de Cuba, Martí fundó "Patria", periódico  en el cual reseñó el carácter autóctono de la lucha por la independencia.
Este 28 de enero, aniversario de su natalicio, su pensamiento se hace cada vez más necesario, especialmente en los pueblos de América.
 
 

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