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EL FUTURO DE CUBA

EL FUTURO DE CUBA

7 comentarios

zenia -

Saludos

ÓScar. Pienso Cuba ha mantenido sus puertas abiertas a la amistad, y lo ha probado con sus miles de médicos en todas partes del mundo, com oen una profesión de fe, llegando a los màs pobress, a los que nunca han tenido nada, en un ideal de justicia que bebe en las fuentes del humanismo martiano que afirmaba: Patria es humanidad. En ella han estudiado y estudian miles de jóvenes de todas las latitudes del mundo incluída la explotada y subestimada África.
El pueblo cubano, heredero de tradiciones de lucha contra la colonia española primero, y contra los desgobiernos pro norteamericanos después, ha elegido su presente, sin distingos de razas, y sexo.
Esta nación sabe lo que es el capitalismo, brutalmente excluyente antes de 1959, sobre todo en àreas rurales donde cada familia campesina tenìa al menos un hijo muerto.

Álex. Coincido plenamente contigo. Lamentablemente hay aún en latinoamèrica una èlite gobernante que nutre sus bolsillos a cuesta de las mayorìas y que pasa sus vacacioens en Estados Unidos. Esa es la que apoya los TLC y la penetraciòn de las transnacionales norteamericanas.
Hermoso lo que dices de la terca voluntad de ser libres, y màs aún el dato que aportas acerca de las Casas de la Amistad existentes en la hermosa tierra peruana. Una Revolución también necesita de la solidaridad.

Zuriñe. Las revoluciones no pueden quedarse estáticas. Su propia esencia es contraria al inmovilismo. Esa es la razòn de los numerosos programas sociales que se aplican para que no haya segmentos de la sociedad que se queden al margen de ella en condiciones desfavorables.
Pero como bien señala el artículo: el peligro del deslumbramiento está ahí.
La cubana es una sociedad que protege en las esencias: la salud y la educaciòn; pero sus valores _los que se corresponden con el tercer mundo- no tienen nada que ver con la opulencia, ni con el lujo.
Se trata de construir una vida sencilla, que garantice condiciones elementales de vida.
El cubano es el primer modelo de una revoluciòn socialista triunfante y su rumbo es inédito, bien lo demostrò cuando ante la caída del campo socialista la nación supo enfrentar el impacto.
El futuro de Cuba no lo deseo jamàs como una república bananera dependiente de Estados Unidos.




Zuriñe -

El hombre siempre tiende a buscar otros caminos, como dice Ubieta bajo un referente (el que sea, incluso incoscientemente). De hecho cada nuevo paso del hombre ha sido toda una revolución, la primera vez que creó el fuego, el estacionarse en poblaciones (dejar de ser nómadas), el cristianismo y todas las sectas religiosas de la zona de Judea, la revolución industrial...es inevitable, el hombre intentará probar nuevas formas, aunque los errores vengan en el paquete, pero nadie es perfecto. Espero que el futuro de Cuba sea positivo y para ello tal vez haya que renunciar a ciertos estrictos esquemas del comienzo de la revolución, ya que las ideas tienen que evolucionar como lo hace su población. Creo que se tiene que dejar paso cierto capitalismo light, mezclar con las ideas humanitarias de buenas intenciones socialistas, encontrar el equilibrio, eso es díficil pero posible.

Alex Arévalo -

Hola Zenia:
Aquí por fín, dejandote un comentario después de los muchos que nos haz dejado en nuestra bitácora.
Hablar del futuro de Cuba, desde mi óptica peruana, tiene tarde o temprano que ver con el futuro de latinoamérica en general. Pués son los cubanos los que desde hace más de 40 años se han puesto la camiseta de nuestra América Latina, para ir a jugar un partido sangriento en el que se juega el futuro de todos nostros. El contrincante es la bestia norteamericana. Lamentablemente, en este partido hasta los árbitros son norteamericanos, como lo son los corazones de los presidentes serviles de muchos paises latinoamericanos. Y la medalla al más servil se la disputan los gobiernos de Perú y Colombía, que se razgan las vestiduras y vociferan contra las supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba, mientras comen de la mano del más grande de los carniceros, los Estados Unidos de Norteamerica.
Por eso seguimos creyendo en Cuba y en su terca voluntad de ser libre. Por eso en el Perú ya son más de 40 las casas de la Amistad peruano-cubanas que se han fundado para hablar más sobre Cuba y la necesidad de darle toda nuestra solidaridad. No tenemos el dinero que tiene el imperio para hacerle frente, pero nos sobran corazones para luchar por la isla que queremos.

oscar -

El ideal de "futuro" que debería mantener el Estado de cualquier nación en pleno siglo XXI, debería de ser el que más bienestar le traiga a su población; y para ello, la población debería de tener la libertad para elegir el futuro que a fin de cuentas, formarían con su trabajo y con sus vidas y descendecia. El futro de Cuba me lo imagino como una hermosa Patria de inmensas puertas abiertas siempre a los amigos de la verdad y las libertades y celosos de todo aquello que amenaze con manchar la paz y pluralidad conquistada. Pronto, muy pronto.

zenia -

Hannah.

Tienes razón. Hay un peligro bien cercano deslumbrante desde su opulencia económica surgida, creada y levantada ya sabemos cómo, una de esas vías son los fuertes vínculos con la mafia y el compromiso y maridazgo que han mantenido con ella las administraciones norteamericanas.
El presidente Bush está sentado en la silla que ella le puso en el estado de la Florida.
Michael Moore lo definió muy bien en uno de sus documentales.
Pero la pacotilla encandila, y hay quienes se ciegan ante ella vencidos por el pragmatismo que desea borrar las verdades históricas.
Jamás una administración norteamericana en la historia de Estados Unidos apoyó los ideales de justicia y de independencia de los cubanos, ¿por qué lo iban a hacer ahora?, ¿ha ocurrido un giro en la hsitoria de ese imperio?. Sería de tontos creer eso.
Los peligros se conocen.
Sumado a los que se cocinan en las ollas de Miami y la Casa Blanca están otros: los que le hacen el juego a esos intereses anexionistas desde otras latitudes, desde las cuales hasta se silencian las transformaciones sociales que lleva a cabo el país para reducir las brechas entre unos y otros sectores de la vida social.
El futuro de Cuba pasa por la conciencia social que tengan sus ciudadanos, de la desmitificación de esa tesis de que se puede tratar de llevar una sociedad entera a las comodidades de la clase media del primer mundo.
Un primer mundo que logró su desarrollo mediante la colonización y la necolonización de otras naciones.
Y sí, el futuro de Cuba está en sus propias gentes, en cómo juntas puedan trabajar para vencer los obstáculos internos y externos.
Una nación pobre y tercermundista ha demostrado en medio de un férreo bloqueo económico que se pueden desarrollar políticas de inclusión social.
Ahora enfrenta uno de los mayores retos internos : la batalla contra la marginalidad.





Hannah -

Pienso que el futuro de Cuba está en manos de los cubanos todos (los de todas las tendencias). Cuál será la tendencia que se abra paso y se convierta en el motor impulsor de ese futuro, dependerá de la fuerza democrática revolucionaria que el socialismo real haya sabido germinar en el corazón de los cubanos todos... Para mí, con todos los enemigos que de siempre acechan al socialismo, el futuro cubano no está aún muy claramente determinado. Cuba está demasiado cerca de ese Goliat depredador, hipócrita, mentiroso y poderoso que tienen al lado y que alimenta la "miamización" en pro de sus neoliberales intereses.

Un abrazo

Hannah

Zenia, compartiendo un escrito -

-La tensión entre los intereses individuales y los sociales en la Cuba de hoy; - La necesidad del triunfo del humanismo revolucionario en un mundo que no puede llevar a todos a vivir como la clase media del primer mundo.
*Todos estos conceptos los aborda el ensayista e investigador cubano Enrique Ubieta en una entrevista . Aquí coloco algunos fragmentos:

El futuro de Cuba, IBLNEWS, Estados Unidos
El futuro de Cuba depende de qué tendencia triunfe: yo vivo, lucho, trabajo por la socialista

”En su discurso del 17 de noviembre de 2005, Fidel Castro señala que fue un error creer que alguien sabía como se construía el socialismo. ¿Le parece que el camino elegido por la Revolución cubana carece de referencias dentro de la historia del socialismo y se transforma, en ese caso, en un proceso inédito diferenciado de las experiencias anteriores?

”Nada en la vida carece de referencias, ni es absolutamente inédito. Recuerdo que un profesor de filosofía que tuve repetía que el pintor más audaz, más creativo, no podía trazar ni siquiera una línea en el espacio que previamente no conociera. El profesor iba más lejos: el objeto que la Humanidad todavía no conoce, que aún no ha nombrado, no existe para el individuo, y éste ni siquiera puede verlo, aunque físicamente lo tenga frente a sus narices. Los dioses y los ET que la imaginación humana ha construido tienen aspecto humano, están hechos de referencias humanas. La verdadera creatividad nada tiene que ver con la supuesta ausencia de referencias, de antecedentes, de conocimientos. Por otra parte, aspirar a la novedad pura, incontaminada de pasado, es un contrasentido: algo es nuevo porque existe un referente viejo. Si pretende hacer una revolución, debe aprender de las demás, de las suyas --las que hubo antes en su país--, y de las otras, las que son referentes mundiales. Desde luego, que uno no toma todas las referencias del pasado como punto de partida. Siempre se produce una elección que responde por igual a factores de índole histórica y biográfica. ¿Por qué Fidel declaró en el juicio del Moncada que Martí era el autor intelectual de aquel acto de rebeldía? ¿Por qué nuestros revolucionarios eligieron las montañas del Oriente del país para establecer los frentes guerrilleros? ¿Por qué la guerra de guerrillas? ¿Por qué concibieron una invasión de Oriente a Occidente? ¿Por qué se procuró la unidad nacional de todas las fuerzas revolucionarias? Todas esas preguntas tienen respuesta en la historia de Cuba. Otro referente insoslayable para una revolución social del siglo XX era la Revolución de Octubre: cuando triunfa la Revolución cubana nadie pensaba en modelos, pero existía un campo socialista, un mundo bipolar, y una guerra fría que se calentaba a ratos. Y en el traspatio de Estados Unidos, todos los intentos reformistas del siglo fueron clasificados de inmediato como comunistas: Cárdenas, y Árbenz, antes del 59, Bosh, Velasco Alvarado, Allende, Bishop, después. Por otra parte, el comunismo no era como quieren hacer ver una doctrina importada: en Cuba (y en América Latina) existía una tradición que se comunicaba con el independentismo más radical del XIX, y pensadores de la envergadura de Julio Antonio Mella (de Mariátegui, de Ponce, y después de Fidel y del Che). La guerra por la sobreviviencia frente a las agresiones imperialistas (bloqueo económico, aislamiento internacional, sabotajes, etc.) una de las tareas y los compromisos internacionales básicos de toda revolución es conservar el poder y sólo quienes nunca lo han conquistado, carecen de un pensamiento de construcción estatal--, nos condujo por caminos que no siempre fueron elegidos por ser ideales o por creer que lo eran. ¿Alguien quiere saber si, a pesar de todo, repetimos errores ajenos y copiamos importantes aspectos del modelo soviético, aún pendientes de extirpar? Sí, por supuesto, y no debemos avergonzarnos de ello: igual o más importante es saber que la nuestra fue una de las revoluciones que más ha innovado, que más influencia ha ejercido en el mundo contemporáneo (siendo un país tan pequeño desde el punto de vista geográfico); una revolución que en sus momentos de momentánea pérdida del sentido de la orientación, conservó la pequeña llama que evitó el congelamiento. En ello jugó un papel decisivo el genio de Fidel. En ninguno de los estados socialistas de Europa perduró como en Cuba la relación directa, el entendimiento, la conexión emocional y racional del pueblo con sus dirigentes, y la comprensión quijotesca, ajena a intereses geopolíticos, del internacionalismo, del que recibíamos y del que dábamos. Quizás en muchos de esos estados no existía tampoco una relación sólida entre aquel presente socialista y el pasado nacional. En el llamado bloque socialista, éramos un estado insubordinado, rebelde, original, que sabía ser leal a los amigos, a los aliados, y conservar los principios. Era natural que se pensara que los estados socialistas mayores, aquellos que habían hecho su revolución antes que nosotros, habían abierto caminos por los que podíamos transitar. Hoy sabemos que muchos caminos eran callejones cerrados, que los sabios padres no sabían realmente cómo construir el socialismo, y que ya acomodados, cuando no corruptos--, ni siquiera querían saberlo. Si no hubiesen existido otros referentes nacionales, es decir, si la revolución cubana no hubiese tenido raíces profundas en su historia nacional y regional, si no hubiésemos contado con un liderazgo excepcionalmente creativo, conectado al pueblo, no habríamos sobrevivido a esa certeza.

-¿En qué aspectos generales sintetiza las fortalezas de la Revolución hoy?

Las fortalezas están implícitas en lo anteriormente dicho. Puedo señalar, entre otras: 1. La revolución cubana tiene hondas raíces en la historia nacional; 2. La coherencia histórica del discurso revolucionario cubano, especialmente el de su máxima dirigencia, aún cuando pueda admitirse la existencia de diferentes etapas, y la transparencia de ese discurso; 3. La consecuencia en los principios, y la certeza popular de que existe una conciencia ética vigilante en la máxima dirección del país; 4. El capital humano creado por la revolución: médicos, ingenieros, científicos, creadores de las ciencias y las artes, especialistas en deportes; 5. La cultura política de las masas, que se sustenta en una comprensión clara de sus derechos sociales.

¿En dónde marcaría los principales defectos del presente político en Cuba? ¿Cuáles son los aspectos de mayor conflictividad hoy en la isla a nivel económico?

La tensión social entre los intereses individuales y los colectivos, que es en mi criterio el punto neurálgico, no resuelto, del socialismo, alcanzó su mayor dramatismo en la Cuba de los noventa: la graduación de miles de nuevos profesionales las generaciones más numerosas de la historia del país, los nacidos en los primeros sesenta--, coincidió con el desplome del referente socialista este europeo, y la contracción económica del país, consecuencia de la abrupta desaparición de todos los acuerdos económicos solidarios con el antiguo mundo socialista, y el endurecimiento del bloqueo estadounidense. Se aplicaron políticas económicas de sobrevivencia: la prioridad ya no era la construcción del socialismo (que por demás, había que rediseñar, aunque se proclamaba y se conservaba en sus principios rectores), sino la defensa de las conquistas alcanzadas. El socialismo no es, según pienso, el triunfo de los intereses colectivos sobre los individuales, sino el triunfo del humanismo revolucionario: la nuevas generaciones de cubanos poseen una individualidad más rica, más diversa, menos homogénea y nuevas necesidades, pero éstas no pueden ni deben ser satisfechas en el sentido burgués tradicional; hasta el momento, ninguno de los estados socialistas pudo construir una alternativa al concepto burgués de calidad de vida. Una Revolución es el proceso mediante el cual las masas empiezan a conformar colectividades de individuos. En la medida en que ese proceso se complete o deshaga, triunfa o fracasa una Revolución. Pero pensar que es posible una sociedad universal de clase media capitalista es una anti-utopía reaccionaria (anti-utopía, digo en este caso, porque funciona como freno, como distracción y desvío de la utopía revolucionaria): ni la naturaleza resiste el nivel de explotación que presupone esa meta, ni la sociedad de consumo puede prescindir de la explotación de las mayorías por las minorías. Sobre los cubanos se cierne un peligro que atañe a esa dinámica esencial, así sea porque el acorralamiento al que es sometido el país no permite momentáneamente otra alternativa: las décadas de limitaciones materiales, por una parte, y las vidrieras ahora llenas de productos en moneda libremente convertible, así sea nacional, para la que no existe un acceso económicamente natural, por la otra, intensifican el ansia contenida de consumo. No olvidemos que todo el sentido de la llamada cultura moderna nos induce hacia el consumismo. El capitalismo tiene su expresión cultural en el consumismo, es decir, en la máxima fetichización de la mercancía (el individuo no como sujeto, sino como objeto del consumo) y consecuentemente, en la enajenación humana.

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado había escrito el Che--. Esto se hace sentir no sólo en el pensamiento individual, en el que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también en el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles (21). Pero el combate ahora no es sólo contra el pasado: hay un presente de injusticias no estructurales en el interior de Cuba y de injusticias estructurales en el exterior, que se cierne tentador y desestabilizador sobre el pensamiento individual. El Poder Global y su sistema capitalista de valores-- penetra y corrompe el poder local que intenta una vía alternativa. Porque para el socialismo, como decía el Che, no se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuantas veces por año pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad (22). El freno que impone la sociedad para que el nuevo rico no se trata de grandes fortunas, sino de repentinas acumulaciones de dinero que marcan una diferencia social que no se funda en el consabido a cada quien según su trabajo--, no se convierta en nuevo propietario, es decir, para que ese grupo social no se constituya en una nueva clase social, exacerba sus ansias de consumo y de igualación a los parámetros miamenses (de reafirmación personal mediante el consumo exhibicionista), y alimenta el espejismo de que sólo la existencia del estado revolucionario impide su tránsito definitivo al Paraíso del Capital. En realidad, los caminos filo marginales de acumulación en las condiciones de Cuba existen únicamente en virtud de la excepcionalidad del contexto: los llamados cuentapropistas (variante privada legal pero no céntrica de trabajo y en este sentido sólo parcialmente moral, contradicción que tiende a desdibujar los límites de lo moral y lo inmoral) o los que actúan de forma francamente no legal en negocios minúsculos pero lucrativos, existen porque no enfrentan la competencia de un mercado regido por las trasnacionales, obtienen por lo general la materia prima a costa del sector estatal y reciben sin distinción los beneficios sociales de la Revolución y el pequeño pero importante apoyo de la cuota alimenticia subsidiada por el estado. En otro contexto latinoamericano serían barridos, u obtendrían apenas lo suficiente para la sobrevida.

La pertenencia al sistema incluye la aceptación de sus reglas de juego: lo que es legal y lo que no lo es, por ejemplo, pero también o sobre todo, lo que es moral y lo que no lo es. Este es precisamente el plano decisivo. Si la marginalidad como forma de vida se convierte en una posibilidad moralmente válida, su recurrencia a la ilegalidad es insignificante. Si el sector no céntrico deja de percibirse y de ser percibido como marginal y como inmoral--, acabará conformando un centro alternativo capaz de aniquilar los valores socialistas. La solidaridad internacionalista y la solidaridad nacional son el antídoto moral que el Estado cubano --dueño de los medios de producción--, establece para la conservación y la reproducción de los valores socialistas. La marginalidad la corrupción es una de sus manifestaciones--, es un producto natural del capitalismo que, debidamente controlada, fortalece sus bases: es un resultado del individualismo salvaje que se reproduce en nuevas formas de individualismo salvaje. En el socialismo es siempre un resultado no deseado y disolvente. Si en los últimos años del siglo XIX después de las advertencias martianas-- ya era tardía la admiración incondicional hacia el modelo norteamericano, esa actitud es definitivamente reaccionaria y antinacional en los primeros años del siglo XXI. No por casualidad esa admiración al modo de vida yanqui se ha transformado en admiración al modo de vida miamense. Miami es la ciudad más reaccionaria de Estados Unidos en un sentido literal: sus coordenadas ideológicas se definen en la recuperación del pasado perdido cubano, nicaragüense, venezolano, etc.--, en la glorificación abierta, descarada, de los valores más conservadores, antinacionales y en el enriquecimiento parásito que propicia la corrupción política. Es la ciudad de los derrotados por la Historia, y su adoración al sistema carente ya de la fe primigenia en el ideal burgués-- es esencialmente cínica. En Cuba existen dos corrientes, dos tendencias sociales, la central, que conserva y defiende los valores socialistas, y sobrepone formas de realización personal ajenas al sálvese quien pueda dominantes en el mundo contemporáneo, y la marginal, que sin mucha teorización ni una clara conciencia, pero basada en el escepticismo cínico del individualismo burgués, prefiere resolver su bienestar material. Muchos, la mayoría, enfrenta retos cotidianos en el plano material, y en su solución invierte un tiempo precioso, pero la distinción que hago no se refiere a las condiciones de vida, sino a las condiciones de mente, de espíritu, de cada individuo. El futuro de Cuba depende de qué tendencia triunfe; yo vivo, lucho, trabajo por la socialista. La absorción de Cuba por Miami, la miamización de Cuba, sería la mayor derrota histórica del proyecto martiano de nación. Y hay conciencia de la magnitud del peligro....

(*) Enrique Ubieta Gómez (La Habana, 1958) es ensayista e investigador. Autor de los libros Ensayos de identidad (1992), De la historia, los mitos y los hombres (1999) y La utopía rearmada (2002). Compiló y prologó el libro Vivir y pensar en Cuba. 16 ensayistas cubanos nacidos con la Revolución reflexionan sobre el futuro de su país (2004). Fundador y director de la revista de pensamiento Contracorriente (1995 -2004). En 2002 recibió la Distinción por la Cultura Nacional.