ÂNGELES EN UNA GAVETA. DULCE MARÏA LOYNAZ
Las señales que a veces aparecen en nuestras vidas, los encuentros, los reflejos de la luz en nuestros cuerpos, tienen muchas veces que ver con la poesía.
Buscando algo extraviado en una gaveta, encontré mis antiguas notas, después de asistir –hace años- a la presentación en Pinar del Río del disco de Amaury Pérez con poemas musicalizados de Dulce María Loynaz.
Las antiguas cuartillas, amarillentas, pero hermosas, querían salir de su encierro, respirar al sol.
Amaury confesò entonces que en 1978 Eusebio Leal le habìa hablado de la poetisa en una época en la que apenas se le mencionaba. Años después, Pedro Simón, el esposo de Alicia Alonso, le llevó sus poemas y le dijo: tú puedes hacer un disco con ellos:
Cuando vayamos al mar
yo te diré mi secreto
mi secreto se parece
a la ola y a la sal.
Cuando vayamos al mar
te lo diré sin palabras...
En 1990 ella inauguró en Pinar del Rìo el Centro de Promoción de la Literatura Hermanoz Loynaz, al cual donó más de 4000 libros. Nacía un hermoso proyecto de publicaciones que hoy tiene un bien merecido prestigio nacional y cuyos libros editados conjugan literatura y artes plasticas en una tierra de pintores.
Dulce Maria Loynaz:1902- 1997.
Después de Doctorarse en Leyes, colaboró con las más prestigiosas publicaciones de su país y viajó muchas veces por Europa, Asia y América.
Su poesía expresa la feminidad con ciertas pinceladas impresionistas y un toque íntimo como el de pocas poetisas caribeñas, reconocen los estudiosos.
En 1986 recibió el premio Nacional de Literatura de su país, en 1991 el Premio de la Crítica y en 1992 el premio Cervantes, convirtiéndose desde entonces en directora de la Academia Cubana de la Lengua.
DESEO
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra...
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve y único horizonte de carne:
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
(Dulce Marìa Loynaz)
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